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Rubén Montoya Vega | Síntomas de la decadencia

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Crisis hemos tenido, por montones. Pero la que vivimos ahora las supera con creces

No sé si la sociedad ecuatoriana desaparecerá tal y como la tenemos construida hoy, pero no tiene buen futuro.

Espero explicarme: remedos institucionales, guerras, injusticias sociales y graves conflictos internos hemos tenido siempre, desde el mismísimo día en que creímos hacernos República, llamamos libertad a lo que no era, y designamos (elección no fue) como jefe máximo a un extranjero sinvergüenza de apellido Flores. Crisis hemos tenido, por montones. Pero la que vivimos ahora las supera con creces.

No hay campo en el que los números no estén en rojo (y no hablo de los de seguridad, porque esos se zanjan con un dato: las extorsiones han crecido más del 80% en el primer semestre de este año). Un ligero repaso y ustedes me dirán:

En materia económica, nuestra crisis es voyante: tenemos asegurados los índices de desempleo a largo plazo (no olviden que casi tres de cuatro empleos son informales y que a un desempleado le toma dos años conseguir nuevo trabajo), tal como tenemos asegurada la deuda pública global: fue de US$ 76 mil millones en 2023, vamos por 85 mil millones en 2025.

En el ramo social somos un desastre que necesita derramar sus lágrimas en un libro, no en una columna. Un país que normaliza que un médico quite su letrero para evitar que los extorsionadores lo ubiquen, o que un enfermo deba llevar remedios para que lo curen, está en el despeñadero… ¿Llegaremos a ser México donde los narcos vacunan a 13 personas por minuto?

En materia organizacional perdimos el rumbo: nuestras instituciones son corruptas, ineficaces, guarida de chupamedias y pipones. Los episodios de un alcalde que se comporta como un barrabrava (y lo celebra, y lo celebran) o de un presidente de Asamblea que (con nuestro permiso) nos ve la cara de tontos, señalando como corrupción del pasado la que es hoy de su partido, son apenas groseras muestras. ¡Y hay tantas!

Y en materia cultural, ¿qué les digo? Sólo un dato para que lo mastiquen: la IA matará la poca creatividad que le queda a la Generación Bad Bunny, la de los imberbes que hacen dibujitos en sus curules. Esa que debía salvarnos, pero que ya es parte de la decadencia.