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Rubén Montoya: El problema no está en la ley

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Un país a la deriva obliga a construir una agenda mínima de acuerdos

El envío por parte del Ejecutivo del proyecto de Ley para Desarticular la Economía Criminal muestra lo poco que hemos avanzado en cultura democrática. Seguimos siendo un país que cree poder construir el último piso sin sentar las bases de los primeros. La ley, indispensable marco de convivencia social, no es la base sobre la que se construye una sociedad sana: lo es la conciencia. Ecuador no la tiene.

Por eso, el proyecto presidencial y cualquier otro de cualquier otro gobierno lo primero que hace es dividir aguas con furia: los opositores ven todo mal; los partidarios, en cambio, se tapan los ojos para no ver las barbaridades que contiene. O los huecos que esconde. Unos y otros tienen un interés particular, no el colectivo.

Si lo fuera, habrían entendido hace rato que un país a la deriva les obliga a construir una agenda mínima de acuerdos, las líneas motoras de políticas de Estado que no dependan de la temporalidad de los gobiernos. Pero ni eso entienden. Lo suyo es solapar, mantener y alentar una fractura expuesta, porque de ella viven.

Si a la oposición le importara el país, no tacharía hasta las comas: propondría alternativas y modos efectivos de luchar contra el narco. Y si el Gobierno no fuese demagogo y mediocre, elaboraría una propuesta más seria. ¿Cómo quiere combatir al lavado sin inyectar hormonas a la Unidad de Análisis Financiero y Económico (UAFE)? ¿Cómo quiere atacar al músculo del narco y no le cierra el acceso a las autopistas que son nuestros puertos? Ahí va de nuevo el dato: la mayor cantidad de cocaína que consume Europa sale desde Guayaquil. Lo sabemos desde el 2023.

¿Quiere el Gobierno que la sociedad sienta que la ley es justa? Dígale entonces cómo hará para combatir la plaga de las vacunas extorsivas, que mina no sólo la salud económica de legiones de emprendedores, profesionales, trabajadores informales, ¡vecinos de barrio!, sino su salud emocional. Su espíritu.

Las leyes se construyen con información y conciencia. Desde abajo, desde el interés ciudadano. Desde los mínimos consensos. Cuando lo hagamos así, no se propondrán despropósitos, ni habrá tontos viéndoles las comas.