Jorge Luis Jalil | Diciembre tiene lo suyo
La Navidad, en su sentido cristiano, no celebra la perfección, sino la esperanza
Diciembre tiene algo particular: nos baja el ritmo aunque el calendario esté lleno. Entre luces, reuniones y compromisos, aparece -casi sin pedir permiso- la necesidad de hacer una pausa y mirar el año con algo más de honestidad. No para juzgarnos con dureza, sino para entender qué hicimos bien, qué hicimos mal y qué nos dejó este tramo de vida que ya se va.
Porque el año no fue solo lo que salió bien. Hubo decisiones acertadas, metas cumplidas y momentos que valieron la pena. Pero también hubo errores y planes que no resultaron como esperábamos. Negarlo sería una forma cómoda de autoengaño. Crecer implica aceptar ambos y mirar pa’ lante..
Hace algunos años, un psicólogo argentino me habló de la llamada teoría de la abundancia. No como una frase de autoayuda, sino como una práctica diaria: entrenar la mente para agradecer lo que sí tenemos, en lugar de vivir enfocados en lo que nos falta. No es negar los problemas, es impedir que la carencia gobierne la forma en que miramos la vida. La gratitud, entendí entonces, es una decisión consciente.
Quizás por eso diciembre incomoda. Porque obliga a comparar expectativas con resultados. Pero también reconforta, porque nos recuerda algo esencial: seguimos aquí. Con salud, con familia, con trabajo, con fe. Con oportunidades que no siempre valoramos, pero que están.
En un país donde la política suele dividir más de lo que une, este tiempo debería servir para una tregua. No para renunciar a las convicciones, sino para reconocer que, antes de las diferencias, hay coincidencias básicas: todos queremos vivir mejor, con seguridad, con dignidad y con un futuro más claro para nuestros hijos.
La Navidad, en su sentido cristiano, no celebra la perfección, sino la esperanza. La certeza de que siempre es posible recomenzar.
Que estas fiestas nos encuentren agradecidos, humildes y dispuestos a reconciliarnos -con los demás y con nosotros mismos-.
Una muy feliz Navidad y que 2026 llegue con fe, prosperidad y propósito.