Fausto Ortiz | Recursos frescos o reciclaje económico

El entorno actual no presenta un nivel de incertidumbre que justifique trabajar con escenarios muy complejos
El 2025 está prácticamente jugado a falta de un cuatrimestre de actividad económica.
En una semana empezaremos a conocer las nuevas estimaciones del BCE y para octubre las del FMI, quizás las más relevantes para tener un norte de lo que debamos esperar en 2026.
El entorno actual no presenta un nivel de incertidumbre que justifique trabajar con escenarios muy complejos. Tampoco se repetirá el rebote del año actual. Las proyecciones para 2025 se movían entre el 1,7 % del FMI y el 2,8 % del BCE. Estaremos esperando un crecimiento entre 3,25 % y 3,75 % respaldado por buena cantidad de indicadores que empiezan a mostrar mejoría, tales como las ventas, los depósitos, las importaciones de materias primas, el empleo y el buen momento del comercio exterior.
El dato desactualizado del FMI, allá por abril, fue 2,1 % para el 2026. No sería raro que corrija el del 2025 y mantenga este valor para 2026. El BCE podría repetir alrededor del 2,8 % para el próximo año.
Para poder mantener el crecimiento sobre el 3,5 % en 2026 no nos alcanza vivir en ausencia de recursos frescos. No nos sirve financiar el presupuesto del estado mayoritariamente con la colocación de bonos de deuda interna, comprada casi en su totalidad por el IESS; tampoco nos sirve el pobre nivel de Inversión Extranjera Directa. Necesitamos una fuerte inyección de recursos, que no solo sea reciclar localmente, sino que vengan del exterior, tal como lo hacen las remesas.
Los recursos frescos deben llegar para que Petroecuador mejore su producción petrolera y no sea un lastre para el crecimiento de la economía; deben llegar al sector minero para que vaya tomando una mayor parte de su enorme potencial. En este tema hay tarea pendiente.
La mejora del riesgo país aún no le sirve al Gobierno para conseguir recursos frescos del exterior en bonos. Hoy nos costaría sobre el 11 % y seguirían siendo ‘chatarra’ que, si se llega a recibir fondos, el que los provee sabe que no serán pagados. Toca esperar a que se acerque a la zona de 400 puntos.
Los algo arriba de 700 puntos con los que cierra esta semana el riesgo país, le sirven al sector privado, y mucho. Le permite bajar la elevada tasa de costo de capital que los inversionistas utilizan para determinar el precio de una inversión.
Quienes se dedican a la actividad de venta de empresas con seguridad en estos últimos dos o tres meses deben haber sentido un inusual aumento de apetito por negocios locales.
Si van a querer vender el Banco del Pacífico, los semestres por venir podrían ser su mejor época.
En los siguientes días, con lápiz en mano estaré consultando a responsables de elaborar presupuestos para 2026, qué esperan en inflación, crecimiento de sus ventas, contratación de personal, nuevas inversiones, apertura de capital, internacionalización de sus actividades. La sumatoria de lo que hagan las empresas será lo que le ocurra a la economía.
El nivel de optimismo y confianza debe estar en la parte más alta.
Seguramente tendrán también preocupaciones sobre la inseguridad, las vacunas, pero es justamente no paralizarse lo que ayudará a combatir estos malos momentos de mares agitados.