Según la OMS, en el mundo, uno de cada siete jóvenes de 10 a 19 años padece algún trastorno mental. Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) como la anorexia nerviosa y la bulimia suelen aparecer en esta etapa, iniciándose con comportamientos alimentarios anormales, marcados por una excesiva preocupación por la comida, el peso y la figura corporal. Estos trastornos deben ser detectados y tratados a tiempo ya que tienen asociada una mortalidad superior a la de cualquier otro trastorno mental debido a complicaciones médicas o al suicidio.

La prevención es nuestro mejor aliado. Los padres y todos quienes participan en la educación de menores deben tomar medidas para evitar que estos trastornos se presenten y cronifiquen. Recordemos que, en todo tiempo, los adultos somos modelos y nuestro comportamiento impacta crucialmente en su formación.

 A continuación, ofrecemos algunos consejos para poner en práctica: 1. Promover en el hogar una alimentación saludable, que aporte los nutrientes que el cuerpo necesita para su buen funcionamiento. De ser posible, que esta pauta sea seguida por todos los miembros de la familia. 2. Procurar que los niños y adolescentes realicen actividad física, de forma preferente que incluya una motivación lúdica o de socialización asociada. 3. Evitar en la familia la excesiva referencia al peso y a la figura corporal, ya que esto provoca una sobrevaloración en los adolescentes que, poco a poco, puede transformarse en obsesiva. 4. Comer en familia, procurando que el ambiente sea cálido, agradable y libre de conflictos. 5. Orientar a los adolescentes sobre el tiempo y sitios que visitan en redes sociales, prestando especial atención a aquellas personas que los adolescentes toman como ‘modelos a seguir’. 6. Promover el desarrollo de una buena autoestima en los adolescentes, ayudándolos a ser capaces de apreciar sus talentos y habilidades, aceptando y siendo tolerantes, a la vez, con sus limitaciones. 7. En caso de detectar señales de alerta en el comportamiento alimentario del adolescente, recurrir prontamente a la ayuda profesional.