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Claudia Tobar Cordovez | Prostituir nuestros valores por precio

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Detrás de esos precios se esconden prácticas laborales abusivas, condiciones de manufactura inhumanas

Se dice que el mercado de consumidores conscientes está en auge. Sin embargo, plataformas de compras online a precios increíblemente bajos nos enfrentan a una dura realidad: muchos están dispuestos a sacrificar sus valores por un precio bajo. El modelo de negocio de estas plataformas merece análisis. Ha logrado irrumpir en el mercado global gracias a una estrategia agresiva de captación basada en la gamificación de la compra. Quienes hemos navegado por su app hemos sido víctimas del sesgo de la oferta irresistible: la sensación de que no aprovechar el ‘descuento’ es una pérdida absurda. La plataforma nos hace creer que somos inteligentes al comprar, que estamos ganándole al sistema, cuando en realidad estamos cayendo en una trampa psicológica bien diseñada. Detrás de los precios ridículamente bajos hay mucho que ignoramos o preferimos no ver. Estas empresas operan con economías de escala y para adquirir clientes asume un alto costo de adquisición (CAC): ofrece promociones, descuentos extremos, incluso productos gratuitos para enganchar consumidores y ganar volumen. Pero aquí viene el costo real. ¿Nos detenemos a pensar cómo es posible que un pantalón cueste $1 o un dispositivo electrónico $2? No es magia. Detrás de esos precios se esconden prácticas laborales abusivas, condiciones de manufactura inhumanas, explotación de mujeres y niños, y presión brutal sobre pequeños fabricantes que hacen lo imposible por convertirse en proveedores de estos gigantes.

Esto pasa en negocios locales también. En Ecuador, por ejemplo, he visto jabones líquidos de 500 ml que cuestan menos que una botella de agua. Productos que usamos en el cuerpo tienen ingredientes o químicos cuestionados y posibles contaminantes para el humano y ecosistemas, cuyos efectos en nuestra salud ignoramos por completo.

El consumidor tiene una gran responsabilidad. Cada elección apoya un tipo de economía. Valoremos empresas y productos que cuidan la salud, el medioambiente, respetan el trabajo digno y fortalecen lo local. La próxima vez que creas haber hecho el ‘negocio de tu vida’, pregúntate: ¿a qué costo? Si no eres parte de la solución eres parte del problema.