Premium

El mundo sin caretas

Avatar del César Febres-Cordero Loyola

Estados Unidos y las potencias occidentales son culpables de una larga lista de intervenciones ilegales y desastrosas

La guerra criminal de Putin ha revelado muchas cosas. Nos ha mostrado los límites de nuestras teorías tomando por sorpresa a muchos, incluso a los que veían venir el conflicto. También ha desmitificado el temido poderío militar ruso. Pero no solo ha sido un escándalo para los pensadores y una vergüenza para los militares rusos, la guerra también le ha quitado las caretas a los políticos.

Para justificar su accidentada aventura, Rusia ha copiado el guion del intervencionismo estadounidense de manera sorprendente. Lo ha usado todo: la misión liberadora, el derrocamiento de un gobierno belicoso, la intervención humanitaria y ahora incluso se ha inventado armas de destrucción masiva. Sin pestañear, su gobierno y sus acólitos reproducen esos mensajes mientras se presentan como una alternativa al intervencionismo gringo. No se equivocan al señalar la hipocresía y la incoherencia occidental, pero tampoco les importa que demuestran su propia hipocresía e incoherencia al hacerlo.

Sin embargo, no podemos decir que Rusia lleva la cabecera en esta carrera sofística contra Occidente. La justicia está de su lado cuando condenan la guerra de agresión que emprende Putin, pero con esa misma vara deben ser medidos. Estados Unidos y las potencias occidentales son culpables de una larga lista de intervenciones ilegales y desastrosas, cuyo ejemplo más infame fue tal vez la Guerra de Iraq en el 2003. Sí, fue una guerra contra un tirano, pero el derecho violado e incontables víctimas civiles acusan a sus autores frente a la historia. Ahora algunos de ellos moralizan y pontifican sobre este nuevo crimen en otra parte del mundo.

En Latinoamérica no nos quedamos atrás. La vieja izquierda, sin un ápice de vergüenza, se olvida de la soberanía de los pueblos y el antiintervencionismo y para complacer a uno de sus protectores toma partido en una guerra imperialista. La derecha que hasta ayer pedía invasiones a Cuba y Venezuela hoy levanta las banderas que sus rivales dejaron botadas y las hacen flamear como suyas, por ahora.

Ojalá sepamos reconocer los rostros de la guerra y el oportunismo que han quedado descubiertos cuando las bombas les volaron las caretas.