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¿Necesitamos universidades?

Avatar del César Febres-Cordero Loyola

En una universidad se disputa, se aprende y se descubre

Hay quienes dicen que el internet es la nueva universidad. Que si la gente se atreve a aprender por sí sola puede hacerlo y prescindir de gastos y calificaciones. No creo que están totalmente equivocados. Más bien, tienen razón al rechazar la pretensión de que la educación universitaria es la única vía al desarrollo personal y social. Pero no podemos permitir que esta crítica disminuya el rol de la educación universitaria.

En una universidad se disputa, se aprende y se descubre. Los que hemos crecido con el internet sabemos que solo en las disputas la web le gana de largo a la universidad. Para aprender, el internet nos ofrece sus motores de búsqueda, revistas y bases de datos científicas, pero no es fácil encontrar información fiable ni saber cómo interpretarla. Y si de descubrir se trata, el internet termina siendo solo una herramienta o un objeto de estudio, uno de tantos que existen en el mundo que la digitalidad solo reproduce y conecta.

En las instituciones educativas como las universidades, el debate organizado encausa las disputas, el pensamiento crítico nos inocula contra lo falso o lo falaz y las metodologías de investigación nos permiten extraer nuevas verdades del mundo. Nada de eso es perfectamente reproducible en el internet por sí solo.

También es importante reconocer que si hay algo que el internet no logra crear adecuadamente es la vida social. El internet, tan etéreo como omnipresente, está en todos lados, pero no le pertenece a ninguno. Cualquier plataforma que aproveche su alcance global cruza a una dimensión donde las formas históricas de comunidad no pueden existir. En la red, las relaciones humanas no pasan de las señas y las subculturas nunca maduran ni trascienden como en un barrio o una institución con sede física.

Son esas relaciones completas y esas comunidades maduras de las que el internet carece las que han formado y nutrido a cada 'alma mater', incluso a las que existen cada vez más en línea. Les han permitido ser los motores económicos y culturales de ciudades y naciones. A cambio, han recibido recursos y lealtades duraderas, cosas para las que el internet les ha servido de herramienta, como es su lugar