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Sana decisión

Avatar del Abelardo García

"Con cuidados, medidas claras y protocolos definidos, la decisión de retornar al aula es sana"

Después de un año de ausencias y lejanías, se ha tomado por parte del gobierno nacional la sana decisión de retornar a las aulas, a la educación presencial, a la educación vivencial, a la educación real. Obviamente, necesitándose el acuerdo de la familia y su disposición para volver, y la aplicación de medidas de bioseguridad que entreguen a niños y jóvenes protección y cuidado.

Decimos sana porque después de todo este tiempo sin concurrencia a los locales escolares, se puede apreciar, en términos generales, una caída impresionante en el manejo del lenguaje, en el abuso del monosílabo como respuesta, en una casi común introversión; a más, de entre los más pequeños, una lentificación en su desarrollo motor, debilidad muscular y menor desarrollo físico.

Obviamente, deberán cumplirse a rajatabla protocolos de prevención, manejo y atención al alumno e incluso de respuestas para el eventual caso de que se presentare, en algún grupo humano de clase, un contagio, que por su puesto cabe siempre dentro de lo posible, pues el COVID-19 vino para quedarse, para convivir con nosotros, lo que debemos aprender hacer sin angustias y ansiedades.

Sana, porque más allá de los síntomas y señales de depresión e incluso, en casos extremos, suicidios que se han dado, los niños y jóvenes sí han sido afectados también en su forma de ser y en sus actitudes, y entonces, el contacto social con sus pares, con aquellos con los que comparten no solo edad sino expectativas e inquietudes, era ya necesario.

Es verdad que hay que cuidar la salud, nadie lo niega, pero en ello debe entrar también lo que hemos ya repetido, es decir, cuidar el mundo emocional, afectivo y social del niño y el adolescente, quienes como personas humanas requieren, sin duda, del contacto con el otro, del sentirse parte de algo, en fin, interactuar y vivir a plenitud, porque los seres humanos no nacimos para ser solitarios y vivir recluidos en la caverna sino para interrelacionarnos, alternar y encontrarnos con el otro.

Con cuidados, medidas claras y protocolos definidos la decisión de retornar al aula es sana.