Al pensar en la marca Victoria’s Secret, automáticamente, el cerebro la asocia con la palabra sexy, figuras delgadas con busto grande y lencería diminuta que solo cabe en cuerpos poco alcanzables. Uno de los mayores impactos negativos que ha dejado la empresa, consciente o inconscientemente, ha sido vender este concepto de la mujer.

Durante muchos años, lograron transmitir esa idea a millones de jóvenes, pero no fue hasta 2015 que el volante empezó a cambiar de dirección. Chicas y adultas empezaron a buscar prendas más cómodas y de todas las tallas, lo que provocó una baja de ventas en sus productos, ya que no se adaptaron a los cambios que pedían los consumidores.

Miles de personas empezaron a hacer eco de noticias no favorecedoras para la compañía, como denuncias de acoso laboral, señalamientos de talleres clandestinos de fabricación, hasta salir a decir que jamás incluirían a mujeres de todo tipo en sus desfiles sino que se mantendrían como están.

Para la época en que se vive, estos puntos causaron una ola de críticas y la empresa fue tildada de misógina, transfóbica y antigua.

Después de todos estos cambios socioculturales, Victoria’s Secret en pleno 2021, ha decidido hacer un cambio y anunció, a través de su director ejecutivo, Martin Waters, que regresarán con sus desfiles tras tres años de ausencia. 

Pero esta vez no caminarán en la pasarela sus icónicos ángeles de figuras perfectas, sino que le darán espacio a todo tipo de modelos, de diferente color y talla, adaptándose a los nuevos tiempos. Pero, ¿esto salvará su caída o ya es muy tarde para reinventarse?

• En contexto

Victoria’s Secret fue creado en 1977, época en la que la lencería no tenía mucha acogida. La marca vio una oportunidad tremenda y un hueco por llenar en las necesidades del público femenino.

Iniciaron con la idea de enfocar sus prendas al gusto de los hombres, pero las mujeres se sentían incómodas usándolas, así que, a mediados de los años 80, optaron por cambiar de estrategia y direccionaron sus objetivos en diseñar brasieres con detalles de colores y estampados que llamen la atención. 

Crearon una especie de fantasía en la que únicamente las mujeres más bonitas físicamente y con mejor presencia compraban ahí, para luego generar esas mismas ganas de consumo en todas las demás.

Las más sexis y poderosas eran representadas por modelos delgadas con busto grande, algo normal de la época, ya que estaba de moda tener ese tipo de cuerpo por la influencia de varias famosas y de los concursos de belleza.

• Otras marcas inclusivas

Aerie es una marca de ropa íntima americana que en 2018 empezó a sacar publicidad en la que aparecían mujeres transgénero y otras con cuerpos diversos. Esta visión se ha expandido por Latinoamérica también, en específico en México, donde están trabajando con actrices como Aislinn Derbez y las host del podcast de 'Se regalan dudas', Ashley Frangie y Lety Sahagun, como embajadoras de la belleza real y sin filtros. 

Otro ejemplo de alzar la bandera de la inclusividad con respeto es Rihanna y una línea en su marca llamada Savage by Fenty, que resalta la diversidad femenina. En una declaración que hizo a la revista Vogue hace unos años, aseguró que “no estaba hecha para ser una mujer Victoria’s Secret”, dando a entender que esta crea expectativas irreales.

• La opinión experta

Alegra Luz López, psicóloga y psicoterapeuta integrativa, valora que Victoria’s Secret haga cambios en su marca. Sin embargo considera válido cuestionarse sobre la verdadera motivación en hacer estos cambios. "¿Lo hacen solo para vender más o porque creen en esta nueva visión?", cuestiona.

Es enfática al afirmar que esa es una de las problemáticas que surge cuando se comercializa una ideología social como la inclusividad y la normalización del cuerpo regular de la mujer. "A la hora de querer monetizar esta idea puede perder su esencia y convertirse en un medio para que las empresas grandes se lucren y no actuar a favor de la visión expuesta, como está sucediendo mucho hoy en día con otras marcas".

Otra problemática que pone sobre el tapete es es si están impulsando el opuesto de la delgadez extrema, es decir, la obesidad. "Puede aparecer la preocupación de que esto no es sano para la sociedad y si las mujeres delgadas por naturaleza ahora serán excluidas. ¿Cuáles serán ahora los nuevos requisitos a cumplir para ser modelo?".

"Estas y otras preguntas aparecerán sobre la mesa y se espera que esta empresa esté preparada para contestarlas, porque sabe el poder que tiene. Lo primero que se puede hacer es agradecer por adaptarse a imágenes más reales, ayudando a reducir los impactos negativos que ha dejado esta propaganda en la salud mental de la mujer y la percepción que se tiene de ella en la sociedad”, afirma.