Un matrimonio formado por el padre (Carlos Anguillo), la madre (Teresa Ferrer), la abuela (Mamen García) y sus tres niños, Belén (Eva Bravo), Irina (Ana Bravo) y Juan (Juan Sánchez), viaja a la campiña ibérica a fin de pasar juntos la Navidad. El problema es que estos padres se pelean constantemente y la posibilidad de un divorcio es cada vez más inquietante. De hecho, ese viaje es para comunicarles la decisión tomada.

Conocedores de lo que se viene, los chicuelos han urdido un plan: ponerlos tras las rejas del caserón, inclusive a la abuela, para que recapaciten. Les quitarán celulares y computadoras y tratarán de asegurar su reconciliación a través del amor.

Por ello han escrito una carta: “Queridos Reyes Magos y Papá Noel. Este año nos hemos portado muy mal, pero nuestros padres se han portado peor y, por su propio bien, hemos tenido que castigarlos”.

Existe un escollo: el jefe del papá (Juan Manuel Cotelo) es un ejecutivo transformado en autócrata.

Este es un largometraje convertido, por su argumento, en oasis fílmico dentro de un desierto de filmes que celebran la violencia y la quimera apuntaladas -siempre- en los efectos especiales y sus bandas sonoras.

Aquí, en 'Tengamos la fiesta en paz', se convierte en alegato contra el divorcio, gravitada en una esfera de canciones, chistes forzados y no siempre buenos, pero con vientos de sencillez y actuaciones agradables sin ser espléndidas pero, eso sí, bien definidas.

El padre es adicto al trabajo, ha perdido la alegría de vivir. La madre está agotada y la abuela interviene en todo a fin de recrear el tipo de comedia que prevaleció en los años 90 del siglo pasado.

Juan Manuel Cotelo dirige, escribe parte del guion y actúa con el rol del tirano que dirige una empresa en la que “botar a sus empleados a la calle” no es una imperfección y lo hace con perogrulladas.

Sobresalen Teresa Ferrer y Mamen García, gloria del teatro español. Los niños, correctos.

Lamentablemente el filme asume una imperfección: la cámara tiene movimientos excesivos y ello distrae al espectador a más de olvidar el rigor visual que toda película debe tener. Las canciones son atrayentes y preservan el espíritu navideño que es la esencia de 'Tengamos la fiesta en paz'.

Las imágenes logradas por el cinematógrafista (Luis Soravilla) guardan plausible sencillez y los colores tienen la diafanidad que impone la niñez. Así esta comedia llena de canciones terminará deleitando a la familia que concurra a verla. Porque esta es una película consagrada a quienes puedan estar viviendo un ingrato período matrimonial y quieran perpetuar que la Navidad es sinónimo de unión y amor familiar.

Nota al margen. Este filme logró ser producido por la inversión económica de miles de personas que participaron en la campaña de fondos para su capitalización. En España, les recuerdo, la entrega de juguetes tiene lugar el 6 de enero, Día de Reyes.

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