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Riverdale
Destaca la actuación de Cole Sprousee, que encarna a Jughead Jones, el Torombolo de la tira cómica en la que se inspira la serie.Instagram @thecwriverdale

Riverdale pisa la quinta temporada

La serie que también se transmite en Netflix mezcla de géneros cinematográficos y repite de viejas series de Tv y escenas de filmes clásicos.

En Riverdale, ciudad típicamente estadounidense, ha desaparecido el joven millonario Jason Rlossom. Navegaba un bote en compañía de su hermana gemela, la impulsiva y problemática Cheryl (Madelaine Petsch).

Sus taimados padres piensan que fue asesinado. Mientras tanto Archie (KJ Apa), ser humano lleno de buenas intenciones, no quiere trabajar en el negocio de construcción que tiene su padre, Fred Andrews (Luke Perry), más bien quiere seguir la carrera musical. Betty Cooper (Lili Reinhart, su amiga de la infancia que gusta de la investigación policial (su heroína de ficción es la reportera Nancy Drew), ha vuelto y está ansiosa de verlo.

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De Nueva York ha llegado la fogosa Verónica Lodge (Camila Mendes) en compañía de sus económicamente poderosos e inclementes padres: Hiram y Hermione Lodge. Verónica se interesa por el muchacho.

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Let the games begin. Stream the musical episode free, link in bio.

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Gran amigo de Archie es el tenaz Jughead Jones (Cole Sprouse). Su padre (Skeet Ulrich) es un extraño individuo. Entre tanto, los esposos Cooper, Alice y Hal, mantienen relaciones confusas con su hija Betty.

Durante algunos momentos de la historia llegará Mary (la gran Molly Ringwald), madre de Archie, para ayudar a su hijo en la serie de problemas que está viviendo, a ventilar intrigas que surgen por doquier. Y todos ellos impidiendo que el televidente afloje la tensión, por exageradas o múltiples que sean las tramas, argumentos que incluyen box, fútbol a lo gringo y juegos fantasmales de corte ridículamente infantil.

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Riverdale exhibió el último capítulo de la cuarta temporada el pasado 6 de mayo en televisión por cable y espera por la quinta para el 2021 pues, aunque confirmada, quedó cancelada temporalmente a causa del coronavirus.    

La serie, que puede verse en Netflix hasta la tercera temporada, en el fondo, pese a las triquiñuelas impuestas por sus casi 40 directores, no pasa de ser una amalgama de géneros cinematográficos, repeticiones secuenciales de viejas series de televisión o escenas de filmes clásicos.

Por supuesto que lo último será detectado por los amantes de la televisión y cinéfilos del orbe; allí encontraran La Caldera del Diablo, Chica Indiscreta, Glee, la misma Ozark por la forma es que es fotografiada, en la acentuación de los tonos azules; largometrajes como Rebeldes sin Causa, El Salvaje, Tiempos Violentos, Brillantina y así hasta llenar hojas.

Pero, lo que acaban de leer no significa nada para los millenials. Ellos la aceptan sin pensarlo dos veces porque Riverdale, pese a sus profusas y confusas tramas, logra lo que el televidente busca: diversión y, con ella, alejar la mente de la pandemia que envuelve a Guayaquil y al mundo.

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El grupo actoral no está conformado por grandes intérpretes. Se salva Cole Sproose por haberle otorgado credibilidad al personaje: a momentos aturdido pero sabiendo lo que busca, dispuesto a la batalla, al amor. El resto toma el camino de la caricaturización.

Madelaine Petsch es un panal de sexo: carnal, provocativa, desafiante hasta la confusión. Lili Reinhart hace recordar a Blake Lively, la bellísima estrella de Chica indiscreta, pero Camila Mendes queda a la zaga por no darle a su personaje las emociones que debió registrar. Luke Perry (1966-2019) convence como el desesperanzado padre en lo que sería la última actuación de su vida.

Los números musicales son casi perfectos. Voces, canciones, letras, ritmos, coreografías elevan su nivel y revelan que el creador de esta serie es el mismo de Glee: Roberto Aguirre-Sacasa, hijo de un diplomático nicaragüense.

Pero donde Riverdale perturba es en los diálogos, en los enfrentamientos familiares, de hijos contra sus padres, de alumnos contra profesores y la presentación de una ciudad que une a crueles negociadores, a ríos contaminados, asesinatos, vendedores de droga que gozan de impunidad, de amigos capaces de romper leyes para servir al amigazo, de mostrar al poder como símbolo de corrupción.

Porque todo eso es Riverdale, serie que obliga a repetir aquello de que ‘quien mal anda, mal acaba’.

  • Notal al margen

La serie tiene su base en los personajes de la tira cómica titulada Archie, añadiendo el nombre del villorrio pero no sus argumentos.

Así Archie, Betty, Verónica y Torombolo (su nombre en la propuesta original, en la obra actual es Jughead) han vuelto: el primero con la guitarra y su música, quitaron la devoción de Betty hacia el pelirrojo, trasladaron esa llama a Verónica y el inconsecuente Torombolo se ha convertido en héroe a carta cabal, pero dejándole sus ansias de comer y su ‘gorra-corona’.

Todo esto ha sido igual que imaginar a Condorito, a sus amigos de Pelotillehue, viviendo los desafíos que ahora muestran los episodios transmitidos por Netflix.

CALIFICACIÓN: * * ½ (Prohibida para menores de 16 años).