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Fernando Moya.
Fernando Moya.Cortesía

Fernando Moya: El teatro es su vida y Nueva York su corazón

El bailarín y actor guayaquileño ha volcado su carrera al teatro inmersivo

El teatro no es para débiles y la vida en Nueva York tampoco. Así lo asegura el actor y performer guayaquileño Fernando Moya Delgado. Este año serán 10 desde que vive en la capital del mundo, un lugar que le cambió la vida, resaltó su esencia y le ha permitido crear. No solo arte sino su propia familia, la escogida.

De vacaciones con los suyos, reconectó con sus seres queridos en Guayaquil. Pero al hablar de sus obligaciones en Estados Unidos, donde colabora en varias compañías de teatro, y en especial con Trusty Sidekick Theater Company o con la productora Megan Curet, se pone especialmente emocionado y hace una retrospectiva de lo aprendido.

Tras la pandemia, lo competitivo de la ciudad más famosa del planeta se duplicó. El trabajo artístico es cada vez más retador y Fernando está siempre en la búsqueda de retos que le permitan conectar con los espectadores más allá de sus personajes.

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Así es como llega a su quehacer artístico el teatro inmersivo, una temática que lo tiene “enamorado” e involucrado de cabeza en la práctica y en lo ideológico.

Desde la urbe que inmortalizó Frank Sinatra, Fernando ha sido partícipe de obras inmersivas creadas por Netflix como La Casa de Papel y Stranger things, con las que pudo palpar el fanatismo y la entrega que tienen los seguidores por lo que ven en la pantalla. Y estos sueños no se podrían realizar si no radicara en la metrópoli donde está Broadway.

Pero no todo es trabajo, allí ha aprendido muchos significados.“Nueva York significa ahora mismo amor. Amor a la libertad y ser quién soy. También es una lucha. No es una ciudad fácil, es muy competitiva. Nueva York no es para débiles”, señala.

Y cómo esto ha resonado en su vida, Fernando lo explica. “La respuesta fácil sería porque es una ciudad cara. Pero es más complejo que eso. Es difícil porque es una ciudad de soñadores y hay competencia constante. Lo van a dar todo y a conseguir lo que se han propuesto. Es exhausta también. En las audiciones te encuentras cientos de personas y el que lo consigue es porque fue el mejor”.

Fernando Moya
Fernando MoyaCortesía

En estos años en los que todo se ha modificado y el mundo del entretenimiento pasó por un revés, hay una lección que tiene muy presente. “Es un sitio muy gratificante por las diversas culturas con las que te encuentras, por su libertad. Lo mejor de allí es que pierdes el miedo a construir y a destruir”.

Y lo que más aprecia de este poder de crear y reinventarse es ser parte de esta vertiente teatral que le voló la cabeza desde que la vio hace nueve años atrás. “Construí el amor por el teatro inmersivo y el poder que tiene de adaptarse a diferentes públicos, como los neurodivergentes. Algo que destruí fue algunas relaciones con personas a las cuales he dejado ir. Ha sido un proceso difícil pero fructífero. Y puedo asegurar que mientras más crezco, me doy cuenta de que el apoyo de tu comunidad te puede hacer subir o bajar”.

Luego de las vacaciones por su ciudad natal estará de lleno en los ensayos de Frolic, obra multisensorial que celebra el movimiento y la experiencia para los más pequeños.

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Lincoln Center
Fernando Moya en una presentación en el Lincoln Center.Cortesía

Actuar ante todo

El actor y bailarín está centrado en Frolic, una obra que pronto saldrá de tour por Estados Unidos, según señala su web oficial.Empieza esta primavera en Nueva York, luego en el Rose Theatre de Omaha, para luego estar en el festival internacional de Teatro Infantil de Pittsburgh.

“Ha sido un proceso demasiado hermoso el comenzar a trabajar con niños y adultos con autismo y diferencias de desarrollo. También he podido dar clases de teatro y danza”.

Sobre el teatro inmersivo, considera que es la mejor forma de conectar el arte con estas audiencias. “Las personas neurodiversas no tienen la capacidad de sentarse en un teatro por dos horas, pero creamos mundos en los que ellos pueden desenvolverse como gusten, tocar, abrazar, moverse. Se juega con lo multisensorial y todo tiene que ser sensorialmente amigable para que no se abrumen o sientan rechazo. Es todo pensado para ellos”.

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Explica además que la participación de actores depende de la obra, pero no deberían participar más de dos niños por actor para ponerles toda la atención y el cuidado. Uno de sus sueños en 2024 es crear una alianza en Ecuador y traer un proyecto basado en el teatro sensorial a Guayaquil. En su momento, empezará a trabajar en ello.