José Molina: Genios de papel
La especie humana –desde sus orígenes– es vivísima
La honestidad es un valor fundamental en la vida. Implica ser sincero, transparente, actuar con rectitud en todas las conductas y relaciones. Se basa en decir y practicar como modo de vida la verdad, es decir ‘ser y parecer’; demostrar coherencia entre lo que se piensa versus lo que se dice y se hace.
Sin duda alguna ser honesto es sinónimo de ser confiable, tanto en lo personal, como en lo laboral, en lo social y en toda actividad de la vida del ser humano. No queda duda de que esta virtud y cualidad facilita la construcción de relaciones sólidas y duraderas. Estos atributos deben ser propios de todo ser humano, pero lamentablemente y para nuestra desgracia, no es así.
La especie humana –desde sus orígenes– es vivísima. Nos gusta hacer alarde de la autóctona ‘viveza criolla’; quienes piensan que son mucho más ‘pilas’ que otros, sencillamente porque son ‘sapos’, y los otros son tontos.
Con mucha lástima y vergüenza ha sido titular protagonista la noticia que narra cómo aspirantes, entre ellos ecuatorianos, a plazas médicas en la República Argentina han sido separados de las pruebas y puestos a órdenes de las autoridades penales por hacer trampa en ellas, copiando, recibiendo información con gafas de última tecnología. Penoso y vergonzoso.
Situaciones como esta llevan a que desde la docencia nos veamos en la necesidad de exigir a los estudiantes que trabajos de investigación sean, en pleno siglo 21 realizados a mano, y así evitar que la inteligencia artificial y el ‘copy-paste’ sean usados por los estudiantes en desmedro de su cabal y correcta formación.
Duele y lesiona observar que fuera de los centros de educación superior hay institutos que ofrecen trabajos de tesis en corto tiempo… Qué pena que la investigación decaiga de esa manera. Los resultados: profesionales incompetentes, mediocres que únicamente buscan tener su título a como dé lugar; esto sencillamente destruye sociedades. ¿Qué profesionales vamos a tener a futuro?
Mano dura y castigo ejemplar a quienes, como en el caso de Argentina, copien, plagien, pues luego serán quienes delincan, sobornen, maten. Así empieza, en muchos casos, a formarse y desarrollarse mentes y actitudes vagas e incompetentes, pero, además, criminales. Empecemos por lo básico, educación desde el hogar, escuelas, colegios, universidades. Sin duda, seremos mejores.