Cultura

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Aplicación. María Eugenia aplica sobre el cuerpo de la paciente las hierbas medicinales previamente molidas y fermentadasCORTESIA / EXPRESO

Con ‘secretos’ de los abuelos levantan a los enfermos

Dos esmeraldeñas utilizan el poder de las plantas para sanar dolencias graves. Sus rituales son distintos a los de la Sierra

Dos esmeraldeñas, conocedoras a profundidad de los secretos sobre la medicina ancestral, curan con procedimientos caseros ancestrales el ‘mal de ojo’, ‘espanto’, ‘mal aire’ y ‘el bicho’, los más frecuentes entre sus pacientes.

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En los pueblos del norte de la provincia de Esmeraldas son muy respetadas por los pobladores que las consideran infalibles en sus diagnósticos y sanaciones. Una de ellas es María Eugenia Quiñónez. Ella tiene su residencia en Quito desde hace 33 años.

Los conocimientos de sanación fueron heredados de sus padres y abuelos, practicantes de aquellos secretos ancestrales. “A los 9 años ya jugaba a la doctorita ancestral”, comenta Quiñónez. Según manifiesta, su madre sanaba ‘heridas incurables’ utilizando todos los conocimientos que aprendió de sus ancestros, pues la tradición se transmite de generación en generación.

Las curaciones las realiza con plantas medicinales, espiritualidad, sahumerios e infusiones para ingerir.

Debemos volver al origen de cuando nos curaban con hierbas e infusiones las abuelas. Con buena alimentación, respiración y ejercicios ayudamos a tener una buena salud.
María Eugenia Quiñónez
curandera

Según María Eugenia, a su centro de sanación llegan muchas veces personas enfermas en etapa terminal, desahuciadas por los médicos, y con sus tratamientos logra sanarlos. Atiende a enfermos de cáncer en etapa terminal, sida, y enfermedades como fibrosis pulmonar, en su centro de sanación ancestral ubicado en la antigua vía al barrio de Los Chillos, ciudadela Obrero Independiente, al sur de Quito.

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Según Fernando Guaygua, ingeniero en Telecomunicaciones, luego de resultar positiva su prueba de Covid-19, acudió al centro ancestral por recomendación de su esposa. Aclara que es un profesional que no creía en los tratamientos con plantas. Estuvo 15 días en dicho lugar con un riguroso tratamiento, hasta que se recuperó completamente.

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Preparado. Eloa sacude con un manojo de hierbas el cuerpo de un paciente, para sacar las malas energías del cuerpo.CORTESIA / EXPRESO

“Las técnicas de sanación afro son distintas a las de los indígenas; para nosotros no solamente son importantes las plantas, sino lo espiritual; el humo, los sahumerios y materiales como piedras, la batea y el calabazo, son elementos que sirven para nuestras formas de curación”, refirió la sanadora.

La botella curada es concentrado de varios tipos de hierbas medicinales que se ponen a macerar con aguardiente.

En la parroquia Borbón, cantón Eloy Alfaro, en la provincia de Esmeraldas, reside Elisa Quiñónez, conocida en la localidad como Eloa. Ella aplica los conocimientos que aprendió de su padre, quien era curandero y de su abuela que era partera, con sus pacientes. Utiliza para las curaciones plantas medicinales. Aplica tratamientos con hierbas agrias y dulces que cultiva en el patio de su casa.

Según Eloa, logra curar el paludismo, la diabetes, el cáncer y las inflamaciones orgánicas; además del ‘espanto’, ‘mal aire’ y ‘mal de ojo’, entre otros padecimientos que aquejan a los habitantes de la zona norteña de la provincia verde.

“Antes no habían médicos en el campo y se aprendía a usar los montes, tanto para el dolor de estómago, como para la diarrea o fiebre, todo se curaba con plantas, refirió la sanadora.

“Cuando me sentía con fiebre y dolores de cabeza, doña Eloa me medía con una cinta la frente, pecho y espalda, rezaba una oración y me daba a tomar una pócima que guardaba en una botella curada; al rato me sentía mejor. Me dijo que estaba ojeada”, comentó Edita Caicedo, una paciente.

En las paredes de su vivienda exhibe los diplomas de cursos que ha realizado sobre medicina ancestral. Uno de ellos dictado recientemente por parte del Ministerio de Salud Pública, con el que obtuvo un diploma y una certificación de sanadora y partera ancestral. Se dedica a ejercer sus saberes de sanación en su comunidad de manera independiente, su casa esta ubicada en La Y de la entrada a Borbón.

Opinión del Especialista: Dolencias por las energías negativas

“Los males llamados popularmente ‘mal de ojo’, ‘mal aire’ o ‘susto’, tienen que ver con el aspecto sicológico, es decir que provienen de alguna energía negativa. Los tratan induciendo energía positiva que es transmitida por el curandero. Hace dos mil años no existían médicos científicos, sino curanderos, chamanes o caciques, que utilizaban preparados con hierbas y artificios para sacar al paciente de ese trance energético negativo”, refirió el doctor José Carrillo, médico cirujano, especialista en terapias alternativas, y practicante de acupuntura alemana. Agregó que incluso un buen masaje produce efectos positivos en el organismo. “Hay muchísimas formas de hacer tratamientos con saberes ancestrales, con terapia neural, por ejemplo o con baños y masajes”, culminó el profesional en medicina.

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Aprendizaje.- Al norte de Quito está ubicada La Casa de la Mujer Negra Yemanya, donde se imparten conocimientos sobre medicina ancestral. Un grupo de 24 afroecuatorianos, provenientes de provincias como Esmeraldas, Imbabura, Carchi, Pichincha, recibe clases de medicina ancestral. El aprendizaje se basa en valores espirituales. Estudian sobre la utilización adecuada de las plantas curativas, también la realización de baños y rituales de sanación.Especialista

Sembríos.- Para conservar su materia prima crean un espacio en el patio, donde en canoas elevadas sostenidas con alambres, a manera de recipientes, cultivan las plantas medicinales que utilizarán para las curaciones. Las elevan para evitar que las aves de corral que crían en los patios se las coman. Siembran paico, llantén, altamisa, chirarán, toronjil, ruda, orégano, verbena, albahaca y sábila, entre otras plantas curativas de la zona norteña.