
Caso Nick Reiner: relevan que sufre de esquizofrenia y cambió su medicación
Nick Reiner, presentó conducta "errática" tras un cambio en su medicación semanas antes del asesinato de sus padres
Nick Reiner,el hijo acusado del asesinato de sus padres Rob y Michele Reiner, recibió un diagnóstico de esquizofrenia. Informes indican que su medicación psiquiátrica lo volvió "errático y peligroso" en las semanas previas al crimen, según fuentes cercanas al caso.
Dos fuentes con conocimiento directo de los hechos detallaron que Nick permanecía bajo el cuidado de un psiquiatra por su enfermedad mental. Un mes antes del doble asesinato, su conducta se tornó "alarmante" para quienes lo rodeaban.
Tratamiento especializado y un cambio crítico en la medicación
El joven recibió atención previa en un centro de rehabilitación de Los Ángeles especializado en enfermedades mentales y abuso de sustancias. La institución, conocida por atender a familias adineradas, cobra alrededor de 70,000 dólares mensuales.
Según las fuentes, el punto de inflexión ocurrió entre tres y cuatro semanas antes del crimen. Los médicos a cargo modificaron su esquema de medicación con el objetivo de lograr su estabilización. El resultado, sin embargo, fue el opuesto.
"Nick estaba fuera de sí", declaró una fuente. El cambio farmacológico generó un aumento marcado en su conducta errática. Los esfuerzos del equipo médico por ajustar las dosis para controlar sus síntomas no dieron resultado.
La interacción entre la esquizofrenia y el abuso de sustancias
Las mismas fuentes señalaron que el abuso de sustancias de Nick Reiner complicaba su cuadro clínico. Este factor, combinado con la esquizofrenia, creaba un ciclo complejo que dificultaba el manejo terapéutico. El deterioro fue progresivo y acelerado en las semanas finales.
La base para una defensa por insania
La información sobre su estado mental y el manejo de su medicación anticipa la estrategia legal de su defensa. Todo indica que Nick Reiner presentará una declaración de no culpabilidad por razones de insania.
El caso expone los desafíos críticos en el tratamiento de enfermedades mentales graves, la posible influencia de cambios farmacológicos y las consecuencias trágicas cuando el sistema de salud mental no logra contener una crisis.
La justicia ahora debe determinar su responsabilidad penal, en un proceso donde su historia clínica será el eje central del debate.
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