
Alexandra Mina: “Antes cubría mi cuerpo para que no vean mi color de piel”
La historia de superación de Miss Combo Ecuador. Ella viajará al certamen en Vietnam
Alexandra Mina Arce mide 1,81 metros, y su estatura es lo primero que llama la atención al conocer a la primera finalista de Miss Ecuador 2025. Ese rasgo, que es uno de sus mayores atractivos físicos, fue en su infancia motivo de bullying, al igual que el color de su piel.
Nació hace 20 años en Santo Domingo. Su primera experiencia en un certamen de belleza fue a los siete, cuando se coronó como Princesa de Navidad de su barrio. Años más tarde, ya siendo mayor de edad, inició su carrera en el modelaje, y en enero de 2025 fue elegida Reina de Carnaval de Santo Domingo.
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Actualmente cursa estudios de Cosmetología y Cosmiatría, es entrenadora y en 2026 ingresará en la universidad para estudiar Psicología, con una especialidad en deportes. Entre sus metas está ser profesora de modelaje o preparadora de misses.
La menor de ocho hermanos, a los 15 años descubrió su pasión por el baloncesto. “El primer día que jugué, la profesora Maribel Guerrero vio que tenía madera y alma de deportista. Mi mamá (Norma Arce) no estaba muy convencida. A la semana siguiente me dio una beca en su escuela. Yo no tenía para pagar ni siquiera el transporte. Ella me iba a buscar a mi casa o me daba para el pasaje”, cuenta con gratitud.
Forma parte de la Liga Cantonal Unión Deportiva Juvenil de Rumiñahui y de la selección sénior de Pichincha. Su mirada ya está puesta en un nuevo reto: representar al país en Miss Cosmo en Vietnam, un certamen que promueve la belleza con impacto en todos los sentidos.
Partirá el 24 de este mes y la gala final está programada para el 20 de diciembre. Regresará al país el 22.
Fue discriminada por su color de piel, estatura y condición social
¿Considera que tiene esa belleza con impacto?
Obvio. Buscan una mujer guapa, inteligente, con fuerza en su voz y que se valore. En una familia donde la mitad fuimos mujeres, teníamos que hacernos sentir. Además, mi madre es una sobreviviente de cáncer en etapa 3. He visto su fortaleza y es admirable.
¿Siempre sintió el apoyo familiar?
Viví cuatro o cinco años sola en Quito, únicamente con compañeras deportistas. Faltó el apoyo emocional que necesita una chica a esa edad, pero aquello me hizo fuerte. Mi entrenador, Raúl Vilatuña, era muy cerrado y nos exigía mucho.
Es hija de padres divorciados. ¿Aquello la marcó?
En mi niñez fuimos muy unidos con mis padres, pero surgieron problemas y se divorciaron. Duele aquello. Mi padre, Byron Mina, ha sido chofer de buses y tráileres, y operador de maquinaria pesada. Mantengo una buena relación con él. Me dice “mi sirenita come arena”, porque durante sus viajes me llevaba a la playa y a los puertos. Soy su princesita por ser la menor de sus hijos.
Aunque la gente se llena la boca hablando de inclusión, sigue existiendo la discriminación.
Durante mi niñez la sentí. Yo era muy negra. Desde que vivo en Quito, mi piel se ha aclarado, gracias a Dios (risas). Siempre fui muy alta. En la escuela era la de mayor estatura y en Santo Domingo las personas no son tan altas. Al ver a alguien diferente, se generan comentarios, burlas o discriminación. También la sentí por mi situación económica. Mi familia es humilde. En Navidad, una funda de caramelos era el mejor regalo que podían darme. No me importaba nada más, porque tenía el amor de mi familia.
Vivió mucha escasez. ¿Ahora qué valor le da al dinero?
Lo que tengas en la cuenta bancaria no define el tipo de persona que eres, tu comportamiento, ni tus valores. He tratado con ambos tipos de personas, pero quienes tienen dinero desde su cuna saben que es necesario para vivir, aunque también es algo secundario.
El color de su piel siempre fue un tema sensible...
Mi color siempre fue un tema tabú. Ahora lo he llegado a amar. Hubo momentos en que sentía impotencia y quería taparlo. Antes usaba buzos o prendas largas para cubrir el cuerpo y que no vieran mi color de piel. Nos observan como si fueras rara, no de una buena manera. Se convirtió en un tema sensible. Llegué al punto de ir a la escuela solo con chompa y calentador. No quería que me molestaran. No sabía cómo reaccionar o manejarlo, porque no tenía las herramientas. Sufrí, porque además tuve trastorno de hiperactividad (TDAH) y asma. Decían: “La negrita es malcriada”.
El básquet la salvó

Su amor por el deporte fue su tabla de salvación.
El básquet me salvó. Logré centrar esas emociones y sacarlas en la cancha. No sé qué habría sido de mí, por eso le debo tanto al deporte. Quisiera ayudar a las personas como en ese momento me ayudaron a mí. Por mis entrenamientos usaba uniformes de diferentes colores. Entonces empecé a aceptar mi color, porque con las prendas y tonos adecuados lucía bien.
¿Lo superó o todavía existen secuelas?
Todavía quedan secuelas, porque siempre existe gente que hiere. A veces me pregunto por qué tengo que ser negra o qué habría sido de mí si hubiese sido blanca. En ocasiones le reprochaba a mi mamá por involucrarse sentimentalmente con un hombre tan negro como papá, porque ella no lo es tanto. Hubo una etapa en la que le decía que no quería ser así. Pero ahora reflexiono y pienso que, tal vez, este color del que muchas veces renegué me trajo hasta aquí. Mi mami decía que debía aceptarme, que todos pasamos por etapas difíciles y que la gente no estaba preparada para ver a una niña fuerte, inteligente y bella. Siempre fui bonita físicamente. Algunos me lo decían, pero en ese momento no lo veía así.
Los certámenes recién comienzan para usted…
Llegar a representar a un país cuesta mucho en todos los aspectos, no es fácil. Pero quiero volver a concursar en otro certamen nacional. Mi camino recién está empezando y, si no, lo forjamos. Me interesa el mundo de la belleza, pero no solo la física. Implica lo emocional, lo espiritual, lo que se transmite, la actitud. Mi mami ya no quiere porque considera que es cosa seria. A mi papi le costó aceptarlo. Al certamen Reina de Carnaval no acudió porque no le parecía (bien), decía que “no son cosas de Dios”. Es cristiano.
Prefiere adoptar
En su niñez solo recibía fundas de caramelos en Navidad. ¿Qué quisiera que le den ahora?
Reunirme con toda mi familia. Soy la única soltera, la que no tiene hijos. Sería mi mejor regalo. Todos han formado su hogar y es complicado verlos. Nunca me gustó estar sola. Lo material no me interesa, solo fundas de caramelos para darles a mis sobrinos.
¿Pero sí quiere casarse, ser madre?
Tengo un novio desde hace dos años. Estudia Arquitectura y trabaja. Prefiero no decir su nombre porque me da miedo mi papi, quien es muy celoso, no le gusta. Solo sabe que tengo un pretendiente. Mi novio me ha apoyado mucho; cuando subo videos, me felicita. Todavía no tenemos planes de matrimonio, e hijos no sé si tendré. Prefiero adoptar un niño chino o brasileño. Me gustan esas culturas.
Después de esta entrevista se va a enterar de que no es un admirador.
¡Nooo!
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