CENTRO GEORNTOLOGICO
Situación. Por la pandemia, el centro gerontológico cerró sus puertas desde hace más de tres meses.Amelia Andrade / Expreso

El virus empuja a suspender actividades en centro geriátrico

La paralización será temporal.  Las autoridades no confirman, sin embargo, por cuánto tiempo. 27 trabajadores envían guías de trabajo vía WhatsApp

Los efectos de la COVID-19 siguen sembrando incertidumbre en Guayaquil. Hace más de tres meses el centro gerontológico municipal Arsenio de la Torre, situado frente al centro comercial Albán Borja, cerró sus puertas e hizo que los cerca de 800 adultos mayores que asistían al sitio realicen sus guías de trabajo a través de las redes sociales.

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Al no hacerlas en la modalidad presencial como se detalla en el contrato de dos años que el centro geriátrico adjudicó a la Fundación Santiago de Guayaquil de la Universidad Católica, y por las dificultades de algunos usuarios en el manejo de las plataformas online, ahora se ha solicitado que estas actividades sean suspendidas temporalmente. Lo que ha generado preocupación y tristeza.

En total, 27 trabajadores que fueron contratados para el proyecto, entre profesionales en terapia física, ocupacional, psicológica y de trabajo social, también paralizarán sus labores. La fecha para retomarlas todavía es desconocida, explica María Eloísa Velásquez, directora de la Fundación.

“Hay una cláusula que dice que ellos están supeditados al contrato con el Municipio, que nos ha dicho su intención, pero no lo ha hecho todavía. Ellos van a ser pagados hasta que el Municipio suspenda el proyecto, pero sus contratos se van a suspender”, cuenta Velásquez, quien puntualiza que el programa inició el 9 de abril de 2019 y tiene vigencia hasta el 9 de abril de 2021.

Aclara que el proyecto seguirá en pie, que se trata de una suspensión temporal y que su reanudación puede darse mañana, pasado... “No lo sé”, manifiesta. Sin embargo, afirma que cuando el Cabildo los llame nuevamente para retomar las actividades, incluidas las que se cumplían en los diferentes círculos que se registran en la ciudad, que llegan a un universo de 1.300 usuarios, se extenderá el periodo de tiempo del mencionado contrato. Los recursos que se iban a pagar en este periodo serán remunerados posteriormente.

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Nosotros como fundación no vamos a tener dinero para pagarles porque el Municipio tampoco va a desembolsar. En ese contexto tenemos que revisar la situación laboral de los funcionarios”.

Ante esta suspensión temporal, usuarios como Marcela Alfaro consideran necesario que junto a sus compañeros “sean tomados en cuenta”.

“Queremos que nos llegue alguna notificación; a los profesores los han liquidado verbalmente. Nosotros salimos un día y nadie nos ha dicho nada. Ese lugar es nuestro segundo hogar”, expresa preocupada.

Lo mismo piensa Alba de Hoyos, quien lleva más de 10 años asistiendo al centro gerontológico. Ella sugiere que el Municipio o la Fundación les brinden información al respecto de la fecha de reanudación de actividades y si seguirán los profesores y la metodología. “Ya sea diciembre o enero, cualquier fecha, pero necesitamos saberlo. Si nos dicen eso, nos quedamos tranquilos. Estamos con ese temor de que lo cierren”.

Jorge Acaiturri, director de la Dirección municipal de Acción Social y Educación (DASE), confirmó a EXPRESO que hasta que se retomen dichas acciones, lo que se hizo fue acogerse a la resolución de prórrogas de plazos y términos, con la cual se paraliza momentáneamente el servicio.

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Y al respecto de los proyectos que se cumplirán en el lugar a futuro, indicó que primero se debe tener en cuenta la disminución de los contagios. “Insisto: cuando estemos seguros de que no se verá afectada la salud de esta población, retomaremos las actividades”, señaló a través de un correo.

Pese a las inquietudes que giran en torno al tema, este Diario se contactó nuevamente con el departamento de Comunicación de la DASE para conocer cuándo se iniciará la suspensión y el tiempo que durará, pero hasta este lunes 8 de junio no hubo respuesta.

No obstante, para Velásquez, el retorno de las actividades debe ser analizado bajo diferentes factores. Uno de ellos es la postura que tengan los adultos mayores (la población más vulnerable en la pandemia), ya que habrá quienes, por temor a un posible rebrote, decidan no asistir al centro, pese a un eventual semáforo verde en Guayaquil.

Otro punto es la readecuación de los espacios destinados para realizar los trabajos, teniendo en cuenta las normas de bioseguridad y el respeto a la distancia entre los usuarios. “Por eso hay que conversar con el Municipio para saber cómo vamos a volver. Somos un proyecto y todo estaba diseñado para el escenario anterior. Hay un presupuesto que en cierta forma va a ser cambiado”, dice.