comida fuera de colegios
Los vendedores informales se concentran en los exteriores de los planteles educativos para ofrecer a los alumnos una variedad de alimentos, muchas veces sin las mínimas normas de higiene.Carlos Klínger / EXPRESO

La reactivación quedó en pausa en los bares escolares

En varios colegios públicos no volvieron a abrir tras la pandemia.  Informales venden sin control.  Educación no dice qué hace para vigilar la situación

Apresurado y abriéndose paso entre otros compañeros, Anthony (13 años), estudiante de un colegio fiscal del sur de la ciudad, se las ingenia para comprar una tarrina de salchipapas que expenden vendedores informales ubicados en las afueras de la institución educativa.

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La oferta de productos es variada, pues en el sitio se venden helados, mangos con sal, hamburguesas, pizza, hot-dogs, maduros con queso, empanadas, snacks, agua de coco, jugos, pasteles, sánduches y hasta encebollado y fritada en tarrinas.

A pesar de que muchos de estos productos no aportan en la nutrición de los niños y jóvenes, son los que más consumen a la hora del receso escolar.

En el caso de Anthony, combina las salchipapas con una gaseosa personal que consumirá durante el recreo. Los productos los guarda en la mochila antes de ingresar al plantel donde cursa el noveno año de básica. “Debe comprar afuera del colegio porque desde que volvió a las clases presenciales, el bar escolar está cerrado”, explica su madre, Joselyn Bajaña, quien todos los días lo deja en la puerta de entrada de la institución educativa.

Este panorama se observa en los exteriores de otras escuelas y colegios, pues desde el inicio de la pandemia los bares escolares dejaron de atender por la suspensión de clases. Y desde que los estudiantes retornaron a la presencialidad, deben abastecerse a través de los vendedores informales o llevar sus propias provisiones.

Las autoridades deberían controlar la situación en los exteriores de las escuelas y colegios, ya que algunos productos nadie sabe si son o no frescos.

Marcela Rivera, madre de familia

Las autoridades de Educación, como reconocieron ante una consulta de EXPRESO, desconocen el número de colegios que aún no han implementado su bar escolar.

Junto a otros padres hemos pedido al Municipio y a la Policía que controlen los exteriores de los colegios, ya que algunas personas comercializan droga camuflada en las golosinas.

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Sin embargo, a pesar de conocer la forma en que se abastecen los chicos, no han informado qué acciones están desarrollando para evitar el consumo de comida chatarra, algo que venían haciendo, junto con el Ministerio de Salud Pública (MSP), hasta antes de la pandemia, con la finalidad de promover una alimentación saludable para prevenir la obesidad, que es un trastorno que en Ecuador afecta a cerca del 35,4 % de los niños y niñas de 5 a 11 años, y al 29,57 % de los adolescentes de 11 a 19 años.

Todos los planteles deberían tener bares escolares para que los chicos no se vean obligados a adquirir afuera alguna comida que les puede hacer daño.

Mariana Rodríguez, madre de familia

Joselyn dice que le preocupa la salud de su hijo Anthony. No obstante, indica que por falta de tiempo no puede prepararle algo saludable para que lleve al plantel. “Apenas alcanzamos a desayunar algo ligero y salimos de casa corriendo. Yo lo paso dejando y me voy inmediatamente a mi trabajo. Por ello, prefiero darle dos dólares diarios para que se compre algo para el recreo y así su estómago aguante hasta llegar a casa”.

Comida afuera de colegios 1
Al ingresar o salir de las escuelas y colegios, los alumnos consumen comida que no es nutritiva y puede originar problemas en la salud.Carlos Klínger / EXPRESO

Algo similar le ocurre a Mirian Veloz, otra madre de familia. Si bien ella envía una lonchera para su niña (7 años) con alimentos nutritivos, también le entrega un dólar para que se compre dulces afuera. “No entiendo por qué no funcionan algunos bares escolares”, se cuestiona, al reconocer que en los exteriores de la escuela los comerciantes tienen los alimentos cerca del piso o de superficies no tan limpias, lo que puede perjudicar la salud de los chicos.

MedidaExiste una comisión de evaluación de los bares que verifica qué venden, cómo lo hacen, precios, con qué medidas de bioseguridad y sanidad se preparan los alimentos.

“Las autoridades deberían controlar esta situación, ya que algunos productos no se sabe si son o no frescos. Ya tuve problemas con mi hija, quien se enfermó de una infección intestinal”, comenta preocupada.

Algunos docentes señalan que han tratado de concienciar a los vendedores para que expendan productos frescos que no afecten la salud de los estudiantes. También dicen que han recomendado a los padres enviar alimentos preparados desde casa, para evitar problemas digestivos en los menores.

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Desde que los alumnos regresaron a las aulas, los administradores de los bares escolares deben sujetarse a un instructivo que contiene directrices con relación al manejo de los alimentos, las condiciones higiénicas sanitarias y el menú que deben ofertar. Este último debe ser nutritivo.

El médico general Salomón Gutiérrez alerta sobre las consecuencias que pueden presentarse en los alumnos por consumir alimentos que no han sido tratados de manera adecuada. “Puede generar un sinnúmero de problemas estomacales como diarreas, salmonelosis, tifoidea y hasta hepatitis A. Por eso es importante hacer controles para evitar que los chicos consuman estas comidas”, manifiesta.

El galeno enfatiza que si en las escuelas y colegios no hay bares adecuados o carecen de ellos, se afianza la costumbre que tienen muchas personas de consumir comida en la calle. “Pero en este caso es preocupante porque la forma en la que los chicos reciben los alimentos no es higiénica”, puntualiza.