Como ya ha reportado en distintas ocasiones este Diario, las canteras se han hecho presentes en varios sectores del Gran Guayaquil, y no ha sido la excepción La Aurora, en Daule.

Pese a los reclamos de los moradores de las ciudadelas de la zona y del recinto Sabanilla, el Municipio de Daule no da una respuesta ante esta problemática que ha aquejado por una década a la comunidad, como lo publicó la semana anterior EXPRESO.

Rosa Santana y Pedro Cárdenas, de Villa Club, están cansados de que cada vez que salen a tomar el bus en la parada frente a la carretera Vial 1, que conecta Villa Club con la vía a Salitre, tengan que respirar el polvo que generan las volquetas que entran y salen de las canteras. “Se ha reclamado en varias ocasiones al Municipio, pero nunca nos dicen nada. Les importa más hacer dinero que la salud de sus pobladores. Mi hijo ahora tiene alergias. Todos las tenemos”, dijo Santana.

Mientras que Cárdenas se ha resignado a esta situación y sostiene que es el reflejo de la indiferencia municipal. “Nunca nos hacen caso. Me toca cerrar las ventanas, cubrir los carros y convivir con esta molestia, que nadie toma en serio”, lamenta.

Para Raquel Moreano, de La Joya, el silencio de una entidad y el “lavado de manos” de la otra reflejan nada más que quemeimportismo. “Los cerros pueden estar pelados, el hábitat de los animales puede estar desapareciendo, podemos temblar con cada explosión, pero ninguna de las entidades hace algo al respecto. La situación es calcada con Guayaquil. Las mineras dirán que llegaron primero y puede ser. Pero si no se van, que es nuestro principal anhelo, entonces que tomen medidas de remediación urgente. La zona ya se parece al Sahara por estar desértica”, compara.

El alergólogo Iván Chérrez da fe de cómo en este ambiente los casos de alergias aumentan: “En efecto, quienes viven junto a las canteras tendrán afectaciones y están en mayor riesgo de adquirir enfermedades respiratorias, que van desde rinitis, congestión nasal y picazón en la nariz, ardor de garganta, conjuntivitis; hasta presentar síntomas graves como bronquitis crónica, asma bronquial y fibrosis pulmonar”.

Frente a ello, la urbanista Lisseth Mena plantea que las autoridades clausuren las mineras, las regulen, fijen más acciones de remediación y sobre todo delimiten áreas de trabajo. “Deben precautelar la salud de su gente antes de ofrecer esta clase de permisos. Es evidente que allí no se está cumpliendo”.