CANTERAS DE DAULE
Quienes han vivido por años en el sector aseguran que su convivencia diaria con el polvo y ruido de las canteras es insoportable.Amelia Andrade

El polvo de las canteras asfixia a los residentes de La Aurora

Al igual que en vía a la costa, en este punto de Daule los moradores denuncian las molestias que generan Conviven con el polvo, el ruido y hasta con las alergias

Son alrededor de 16 canteras las que desde hace al menos dos décadas están extrayendo materiales pétreos en La Aurora en Daule. Y son al menos ya cinco años los que están aquejando a los vecinos de Villa Club, La Joya, Villa del Rey y del recinto Sabanilla, quienes se han hartado de vivir con el polvo y el ruido que generan. Denuncian que incluso hacen vibrar sus viviendas.

DenunciaLos moradores piden que las canteras sean reubicadas en zonas que no afecten a la población, ni a las áreas verdes en zonas aledañas. 
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Al igual que en vía a la costa, donde las quejas por la presencia de las mineras han terminado en plantones, la situación acá se repite. Que son sobre todo dos las compañías de este tipo que tienen agobiada a la población (RookaAzul y Yaglodvial), alertan. Que ya no saben qué hacer ni con quién hablar. Que los representantes de las canteras no los escuchan, al igual que el alcalde. Que se quieren ir y se arrepienten de haber dejado sus barrios en Guayaquil pensando que tendrían una mejor convivencia, concuerdan.

“Este es un tema que entre vecinos lo hemos hablado un sinnúmero de veces, que lo hemos reclamado, sin lograr que alguien nos escuche. Siempre pasa lo mismo y el polvo entra hasta por la rendija más diminuto de las ventanas. Es horrible vivir así, vivimos enfermos”, asevera Diego Gamboa, residente de la ciudadela Málaga 2, otra de las tantas afectadas.

Carmen Moreno, quien reside en Villa Club, concuerda y exhorta al alcalde Wilson Cañizares a tomar en cuenta de una forma seria los daños.

Nunca podemos abrir las ventanas. Bastan cinco minutos para que la casa entera se llene de tierra. Caminar por los exteriores de la ciudadela es un peligro. Caminas entre nubes de tierra. Aquí no hay control. A nadie le importa lo que nos pasa”, se queja.

Ya estoy tan acostumbrada a las explosiones que ni las cuento, porque ocurren a diario los estruendos y el polvo llega a mi casa por esta situación. Se ha reclamado, pero no hay respuesta.

Luisa Chichonis, residente Villa Club

Frente a esta situación, EXPRESO cuestionó al Cabildo sobre las acciones que está realizando para mitigar las molestias, pero mantuvo el silencio. ¿Qué controles ejecutan y cada cuánto? ¿Han identificado el número de canteras que afectan al entorno? ¿Son solo dos o hay más, y qué daños han provocado? ¿Qué tipo de sanciones han recibido estas? ¿Por qué son indiferentes a la preocupación de la comunidad?, fueron algunas de las preguntas enviadas.

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El polvo que levantan las volquetas, por no llevar carpas, es otra de las molestias que aqueja a la ciudadanía de La Aurora.Amelia Andrade

Este Diario de igual forma se comunicó con Isabel Tamariz, directora zonal 5 del Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica, para conocer qué está haciendo al respecto; pero la autoridad se limitó a decir que la competencia directa de esta problemática recae sobre el Cabildo.

Tamariz argumenta que su radio de trabajo abarca la contaminación de suelos por malas prácticas en las mineras. “El Municipio es quien debe generar las sanciones y los permisos para que las canteras trabajen. Nosotros sí manejamos las quejas relacionadas a estas compañías. Es decir, si dentro de nuestros reportes se determina que hay irregularidades concernientes al polvo y las explosiones, se lo comunicamos al Municipio, algo que ya hemos hecho”, declara la funcionaria, que dice desconocer si el Cabildo le ha dado o no seguimiento a lo que reportan.

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¿Pero qué hay de los cerros? ¿Acaso que paulatinamente vayan quedándose sin áreas verdes no es responsabilidad del ministerio? ¿No es eso acaso una mala práctica minera? La competencia de que se estén conservando los espacios verdes recae asimismo sobre el Cabildo, replica.

Para Raquel Moreano, de La Joya, el silencio de una entidad y el “lavado de manos” de la otra reflejan nada más que quemeimportismo. “Los cerros pueden estar pelados, el hábitat de los animales puede estar desapareciendo, podemos temblar con cada explosión, pero ninguna de las entidades hace algo al respecto. La situación es calcada con Guayaquil. Las mineras dirán que llegaron primero y puede ser. Pero si no se van, que es nuestro principal anhelo, entonces que tomen medidas de remediación urgente. La zona ya se parece al Sahara por estar desértica”, compara.

Hace 20 años los niños del recinto no tenían alergias. Ahora, a varios de los moradores que han ido al médico les dicen que tienen problemas en las vías respiratorias por el polvo constante.

Andy Acosta, residente de recinto Sabanilla

Sobre esta realidad, EXPRESO se contactó con Julio Vintimilla, asesor minero que habló en representación de RookaAzul, quien negó que estén ejecutando un mal trabajo. “Hemos realizado los estudios pertinentes, tenemos los permisos y aplicamos las técnicas adecuadas en la explotación. Además, la compañía realiza los debido procesos de hidratación del suelo tres veces al día. Las explosiones son solo una vez por semana”, señala, al asegurar que permanecerán en el área no más de dos años. “El tiempo útil en el sector minado está llegando a su límite, de acuerdo con nuestro plan de extracción. Sin embargo, nuestras actividades han aportado a proyectos viales y urbanísticos, parte del desarrollo”.

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Los moradores de ciudadelas como Villa Club tienen que limpiar a diario la tierra que se acumula en sus patios y entradas de sus hogares, debido a las actividades mineras.Amelia Andrade

Pero las familias no creen que sea así. En Sabanilla, que se ubica detrás de Villa Club y en donde no hay ni asfalto en las vías, critican la presencia de las mineras que, aclaran, llegaron después de que la población estuviera ya ahí.

Donde antes florecía la vegetación, ahora no hay más que terrenos llanos. La vida se ha perdido, antes todo era verde. Había animales, todos han huido”, aseguran Tomás Acosta y Marisol Álvarez, quien residen en el lugar.

Este Diario buscó la postura de la compañía Yaglodvial, a la que contactó a través de los contactos (e-mails y celulares) de la empresa registrados en la Superintendencia de Compañías. No obstante, nadie respondió.

Álvarez clama por una reacción, en vista de que -advierte- la salud de su familia se ha malogrado. “Mi hijo tiene rinitis y los médicos lo atribuyen a tremenda ‘polvareda’. Me han dicho que sí o sí tengo que irme de aquí, pero a ver, ¿a dónde me voy o con qué dinero?”.

Este tipo de trabajos cerca de asentamientos pueden no solo causar una leve alergia. Es posible que la afectación a la salud sea grave, como el desarrollo de bronquitis y fibrosis pulmonar.

Iván Cherrez, alergólogo y neumólogo

El alergólogo Iván Chérrez da fe de cómo en este ambiente los casos de alergias aumentan: “En efecto, quienes viven junto a las canteras tendrán afectaciones y están en mayor riesgo de adquirir enfermedades respiratorias, que van desde rinitis, congestión nasal y picazón en la nariz, ardor de garganta, conjuntivitis; hasta presentar síntomas graves como bronquitis crónica, asma bronquial y fibrosis pulmonar”.

Frente a ello, la urbanista Lisseth Mena plantea que las autoridades clausuren las mineras, las regulen, fijen más acciones de remediación y sobre todo delimiten áreas de trabajo. “Deben precautelar la salud de su gente antes de ofrecer esta clase de permisos. Es evidente que allí no se está cumpliendo”.