Crimen o suicidio. Lo que inicialmente les hicieron creer que había sido una fatal decisión, el resultado de la autopsia dejó claro a los familiares de Peggi lo que realmente había pasado con ella. La necropsia desveló que su muerte no fue por ahorcadura, sino intencional: la estrangularon. Tras el hecho, sus allegados estaban seguros que quien cometió el delito fue la expareja de la mujer, que desapareció luego de simular que había intentado reanimarla. La vivienda donde ocurrió el hecho permanece ahora deshabitada, pero al vecindario le saltan dudas cuando, en ocasiones, observan al sospechoso llegar al sitio, como si nada ha pasado.

El caso de Peggi fue uno de los 67 femicidios que registró en 2021 el Consejo de la Judicatura (CJ) dentro de la plataforma FemicidiosEC, que recoge todos los hechos violentos contra la mujer, a escala nacional. Una cifra que, en tendencia, va a la baja. En enero de este 2022 se registraron solo dos casos tipificados como femicidios: en Guayas y Tungurahua.

Uno de los hechos ocurrió en Guayaquil, donde en los últimos nueve años se han contabilizado 191 mujeres víctimas de femicidio y muertes violentas.

Aunque el decrecimiento de esos casos complace a colectivos que luchan por los derechos de las mujeres, sí preocupa que las estadísticas no reflejen la realidad, por lo que consideran una mala tipificación del delito.

“Esas muertes violentas no son solamente de extraños, sino a veces son de esposos, de pareja (...), en audiencias nosotros pedimos que cambien la tipicidad (...)”, asegura Zoila Bustos, asesora del Colectivo de Mujeres Abogadas de Daule.

Una situación que los defensores han observado siempre, lo que ha convocado a reuniones con autoridades fiscales y judiciales para analizar el tema.

Pero a diferencia de los casos de femicidios, las muertes violentas de mujeres siguen en aumento. Un total de 14 casos se han registrado este año (hasta el 23 de enero), por delitos de asesinato, homicidio, violación con muerte, abandono de persona muerta, robo con muerte, sicariato y secuestro con muerte, según se detalla en la herramienta judicial.

Cinco de los hechos sucedieron en Guayas, 3 de ellos en Guayaquil, señalado como el cantón más violento del país. Le siguen otros 4 casos en Los Ríos, 2 en Esmeraldas y 1 en cada una de las provincias de Sucumbíos, Pichincha y Azuay.

El 97 % de las muertes ocurrió en la zona urbana. El 24 % en el domicilio de la víctima, el 9,5 % en la casa de un familiar; el 7 % en otro domicilio, y el 57,9 en otro lugar.

Según el programa Amiga ya no estás sola (Aynes), a través de la línea gratuita 1800-112-112 se han canalizado 4.233 llamadas por violencia de género, en el centro de operaciones de la Corporación para la Seguridad Ciudadana de Guayaquil. Durante 2019 el servicio de Aynes recibió 525 llamadas; en 2020, 712; y en 2021 subió a 2.996.

“Las agresiones físicas siguen siendo el detonante que tienen las mujeres para buscar ayuda y denunciar”, sostuvo Gina Galeano, directora de Aynes.

Este tipo de violencia, añadió, al ser consecutiva y permanente, podría desembocar en un posible caso de tentativa y, o femicidio. “En segundo lugar, tenemos a la violencia psicológica, la cual podría provocar daño emocional, perjudicando el desarrollo personal hasta llegar a problemas psicológicos graves como el suicidio”, explicó Galeano.

De acuerdo al registro de llamadas atendidas, un 48 % proviene del norte de la ciudad, incluyendo Pascuales; mientras que el 34 % fue del sur, suroeste y suburbio de Guayaquil. El 6 % corresponde a las parroquias del centro de la urbe y un 5 % de otros cantones. El 7 % restante no reporta origen de la llamada.

La abogada Bustos espera que la tendencia a la baja de los delitos de femicidios se mantenga y no se llegue a cifras como las de 2021, que se configuró como el año más violento para las mujeres y niñas desde que se tipificó el femicidio en el Ecuador, según la Asociación Latinoamericana para el Desarrollo Alternativo (Aldea).

A decir de sus informes, cada 44 horas, es decir cada 1,8 días, se registró un femicidio, transfemicidio o muerte violenta de mujeres, lo que llevó a las organizaciones declararse en alerta roja frente a los femicidios que ocurrieron el año pasado, en Ecuador.

Pero también hacen una advertencia sobre las muertes violentas por delincuencia organizada, “ya que son delitos en los cuales la disputa entre bandas delincuenciales se expresa a través del ejercicio cruel de la violencia patriarcal sobre los cuerpos de las mujeres”.

Abominable

49 víctimas estaban embarazadas

Desde el 10 de agosto de 2014, fecha en que entró en vigencia el Código Orgánico Integral Penal (COIP), y con ello la tipificación del delito de femicidio, se han registrado 1.310 víctimas de esas infracciones en el país. De los casos, 1.015 tenían menos de 44 años de edad, 104 eran menores de 15 años, según detalla FemicidiosEC.

Entre las víctimas constan también un total de 49 mujeres que estaban embarazadas cuando acabaron con sus vidas: 37 de ellas por casos de femicidio; mientras que otras 12 en otro tipo de muertes violentas. Una cifra que también causa alarma son las 723 mujeres que al momento de ser víctimas de femicidio estaban con hijos, igual que otras 355, cuyas muertes fueron tipificadas por otros delitos, también. Del total de las cifras, 22 víctimas tenían algún tipo de discapacidad, más de la mitad fue física. Otras 63 eran extranjeras (diferentes nacionalidades).