Marcelo Martínez
Marcelo Martínez es militar en servicio activo y presidente provisional de la urbanización Cumbres Bajas de Los Ceibos, donde habitan 65 familias.Miguel Canales / EXPRESO

Marcelo Martínez: “Limosnas es lo único que nos ha dado en décadas el Municipio”

El presidente provisional de la urbanización Cumbres Bajas de Los Ceibos habla sobre la falta de obra en este sector

Hartos de que sus reclamos y requerimientos, publicados todos por EXPRESO, no sean atendido por el Cabildo, los vecinos de la urbanización Cumbres Bajas de Los Ceibos se han organizado para crear un comité, que ahora está en proceso de legalizarse. A través de esta asociación los residentes esperan que finalmente las autoridades los miren, vean sus problemas y hagan algo. Se sienten ignorados. La zanja que atraviesa el vecindario, que los ha obligado a tener como vecinos incluso a ranas y ratas, es su mayor problema, pues sigue descubierta y emanando olores putrefactos.

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Las Cumbres Bajas de Los Ceibos ha revivido a su comité. ¿Qué motivó a la comunidad a tener nuevamente un organismo que haga frente a sus problemas? ¿Fue la zanja?

Fue todo. Fue el hecho de que se hayan metido a robar en mi casa mientras estuve de viaje, que se me hayan llevado absolutamente todo, la herencia familiar, que mi casa haya quedado pelada; y sí, que los delincuentes hayan entrado por la zanja, por donde ya ingresaban a robarse los tapacubos y memorias de los autos, como lo habíamos denunciado. Fue tal mi indignación que planteé organizarnos y todos, ya hartos de ser ignorados, lo aceptaron. Ahora estamos en proceso de tener vida legal. Y es que los pedidos de los residentes, que hacían en grandes y pequeños grupos y con documentos en mano, fueron en vano. Han sido años de súplicas. Estamos listos para como asociación luchar más. Todavía más, lo que sea necesario.

EXPRESO ha contado sobre la problemática con la que viven. Han hecho incluso plantones. ¿Qué les ha dicho la alcaldesa al respecto?

Nada. No tenemos reacción ni respuesta de su parte. Lo único que en su momento nos dijeron Interagua y Emapag respecto a la zanja, es que por ser un canal de aguas abiertas debería permanecer abierto. Esto aun cuando la ciudadela vecina, de la que nos separa apenas una malla, tiene su canal ya cubierto, hicieron un ducto cajón y sobre este le dieron forma a una ciclovía y área verde. A nosotros solo nos quitan la maleza de la zanja y eso lo hacen cuando, otra vez, les rogamos. Cuando el monte toca los árboles. Nadie escucha lo que decimos. Lo que pedimos es para frenar la delincuencia y evitar que nuestras calles se desestabilicen más. Cuando llueve, el canal se llena al tope, tanto que el agua ingresa a nuestras casas. En las calles, ni nuestros niños ni nuestras mascotas pueden andar con libertad, porque la corriente se los puede llevar. Además está el tema de la insalubridad. ¿Hasta cuándo vamos a tener como vecinos un nido de ratas?

La falta de obras evita que ocupemos nuestras aceras, que los niños jueguen y que hasta las mascotas paseen sin riesgos.

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¿Tantas hay?

Cientos, las vemos, entran a nuestras casas. La Alcaldía está poniendo en riesgo nuestra salud, está atacando nuestra vulnerabilidad. Nosotros pagamos impuestos, no sé de dónde viene la desatención de parte de la alcaldesa Cynthia Viteri. En Cumbres Bajas nos sentimos abandonados, son 15, 20 años que la regeneración aquí no ha llegado. El Municipio cree que con darnos limosnas, que con cortarnos la maleza, están cumpliendo, y no es así. No queremos más las limosnas que por décadas nos han dado.

¿Qué les han dicho los concejales? ¿La atención de parte de ellos ha sido también nula?

Claro que sí. A uno de ellos, a Jorge Rodríguez, que según lo que creemos atiende los asuntos de vía a la costa, le escribimos vía e-mail y en redes, pero no hubo respuesta. Nuestro problema es público y ni uno, ni un solo concejal, ha venido a ver, por lo menos a constatar, qué tan grave es nuestro panorama. Votar por ellos, por todos, ha sido en vano. ¿Será que no vienen porque no representamos votos, porque no somos un barrio de 10.000 personas? Es lamentable que pensemos eso, porque lo pensamos, pero es lo que transmiten. Tenemos sendos oficios enviados a la institución, pero ninguna respuesta.

Entre los efectos de la zanja está la desestabilización del suelo. Calles, paredes, adoquines rotos. 

¿A qué punto ha afectado la convivencia del barrio esta desatención?

A todo. Los efectos de la zanja nos obligan a vivir con las ventanas hasta cerradas. A ella tampoco nos podemos acercar porque las barandas son débiles, están oxidadas; y la maleza ha hecho que los mosquitos nos lleven en peso. Que no se tape el canal nos limita a vivir con calles angostas, en las que dos carros a la vez no pueden circular. De allí que dos carros han caído en ella. Además no hay veredas, no hay por dónde caminar. El Municipio no ha garantizado nuestro derecho a tener una libre movilidad. Hasta eso con ellos lo hemos perdido.

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El tránsito es otro dolor de cabeza para ustedes...

Uno grande y sin solución también. En la ciudadela vecina, el tráfico colapsa y eso se extiende por toda la avenida principal. ¿Qué solución ha tomado la Alcaldía frente a ello? Solo dar más permisos de construcción. En poco tiempo esta zona tendrá más viviendas y comercios, porque es lo que se está construyendo, entonces nos ahogaremos más. Para la gran mayoría, dar permisos de suelo o emitirlos a su manera, sin planificación alguna, no tiene sentido; pues para el Cabildo sí.

Frente al silencio de la autoridad, ¿qué hará el comité? ¿Cuál será el límite?

La paciencia se nos agotó. Por eso exhortamos a que el acercamiento con soluciones se dé. Responda ya, alcaldesa. Respondan ya, concejales. Cumplan al menos con la ley, contesten. No se burlen más de nosotros. No lo hagan, que no podemos más y vamos a actuar. No queremos ya rogar.