Cartas de lectores | Lecciones dolorosas

¿Por qué te duele aprender? ¿Cuánto duele curar una herida? ¿Quién hirió tu corazón?

Salmos 42:10-11...Como quien hiere mis huesos, mis enemigos me afrentan, diciéndome cada día: ¿dónde está tu Dios? ¿Por qué te abates, oh, alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío. R-V. 1960.

Dios y la vida me enseñaron lecciones dolorosas. Aprendí que haces amigos cuando los tomas en cuenta; se vuelven tus enemigos cuando los haces a un lado, quieren valoración y reconocimiento. Dolió más de lo que imaginé el descubrimiento. No puedes complacer a todos, es un grave error. Quienes hoy te felicitan... mañana te critican; los que te dan un beso, luego te dan la bofetada. Son las paradojas que se van presentando. Duele mucho el abrazo de Judas.

He mirado que no saben salir, entran por la puerta y salen por la ventana; reciben apoyo y consideración, pagan con la murmuración y la calumnia. Te seguirá doliendo el recuerdo de una ingratitud. No son conscientes del daño que causan. Su corazón está herido y dañado; están proyectando su resentimiento. Necesitan una reparación con urgencia, la curación será dolorosa y necesaria.

¿Por qué te duele aprender? ¿Cuánto duele curar una herida? ¿Quién hirió tu corazón? Duele más de lo que pensamos la ingratitud, la infidelidad, la infidencia, la injusticia, la intolerancia, la infamia. Debemos curar nuestras heridas para no causar daño a nuestro prójimo.

Agustín Romero