malecon de Guayaquil
Escenario. Desde desechos acumulados hasta motocicletas sobre las aceras y personas libando, son escenas comunes frente al malecón. MIGUEL CANALES

La otra cara del malecón de Guayaquil: caos urbano frente a la belleza del río

Vecinos denuncian consumo de drogas, invasión de veredas y escaso control. La zona regenerada perdió brillo, según moradores

La cara más representativa y visitada de Guayaquil es el malecón Simón Bolívar (o 2000). Sus 2,5 kilómetros bordeados por el río Guayas reciben cerca de dos millones de visitantes al mes. Pero ese atractivo se deteriora apenas se cruza la calle: al frente, en la avenida Malecón, los problemas generan un hartazgo colectivo a residentes de los condominios y a comerciantes de la zona, donde también está la Bahía. Sin duda, un contraste de dos caras.

Consumo de drogas, libadores en la vía pública e invasión de aceras hacen que la zona, que alguna vez fue regenerada, pierda el sentido de la palabra. En un reciente recorrido de EXPRESO por el sector no solo fue posible comprobar las denuncias ciudadanas, sino que se hallaron barberías improvisadas en la acera, desechos acumulados y escaso control de los uniformados.

Así lo denuncia Yadira Vega, quien reconoce que en la zona coexisten el comercio (la Bahía) y los residentes, pero asegura que el expendio de drogas y la ocupación de veredas son un dolor de cabeza. “Somos consumidores pasivos. Ese humo entra a nuestros condominios”, lamenta la representante barrial.

Cuenta que llama al ECU-911 y a la línea 181 del Municipio, pero, aunque lleguen uniformados, el problema es repetitivo. “Es el cuento de nunca acabar y es horrible todo esto”, resume con indignación. Espera que se instale una mesa de diálogo y vigilancia para una zona que recibe a cientos de personas al día. “A veces vienen, a veces no… y cuando pasan, se saludan y siguen ahí. Está prohibido parquear y lo hacen”.

MALECON 2000
Frente al espacio turístico hay edificios deshabitados y otros utilizados como bodegas. Algunos incluso son usados como ‘baños’.MIGUEL CANALES

Una pareja que vive en el edificio Galeón lamenta que la zona, considerada una de las más turísticas de la ciudad, se haya deteriorado. Uno de ellos, quien prefirió la reserva de su nombre, enumera tres problemas que golpean la convivencia: personas fumando droga, juegos de azar en las veredas y consumidores de alcohol (que ya le han causado conflictos al intentar enfrentarlos).

El segundo punto es la invasión de veredas por vendedores regulados, informales y grandes almacenes. “Hasta llantas ocupan espacios regenerados por los que pagamos anualmente, pero los agentes municipales pasan y no dicen nada”, critica.

El tercer problema es el caos por el estacionamiento de motociclistas y otros vehículos junto a las veredas, donde las normas de tránsito son ignoradas. “El Municipio tiene cámaras y se conforma con multas, pero la ciudad está en caos. No hay un vigilante que se comprometa. Y los franeleros, que antes no existían aquí, ahora cobran tres dólares a cada conductor”, denuncia.

Su pareja recuerda que años atrás había más control y se respetaba el concepto de área regenerada. Ahora, asegura, el desorden es tal que los consumidores y posibles antisociales se ocultan entre los espacios públicos, por lo que hace un llamado a la Alcaldía para tener mejores días.

Una concejala y experto en turismo dan sus comentarios

Como representante del sector turístico, la concejala Nelly Pullas, del PSC, considera que la salida es incrementar el resguardo policial.

Para César Santana, licenciado en Turismo y docente de la Universidad Ecotec, la situación refleja una desconexión entre el malecón y el centro. “El malecón se convirtió en un símbolo de la ciudad, pero el resto del centro, que también es histórico, no tuvo una regeneración más allá de lo físico. Faltó lo social”, le comenta a este Diario.

Destacó la urgencia de fortalecer el turismo interno y trabajar con los pocos residentes que aún viven en la zona. “En la noche el centro se siente vacío, pero quienes quedan deben ser considerados e involucrados en las soluciones”, concluye.

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Comercio en la avenida malecón.MIGUEL CANALES

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