
Informe revela el impacto del incendio en la fauna de Cerro Colorado
Un recorrido de Proyecto Sacha confirma la muerte de boas, culebras e iguanas. También se descubrieron asentamientos ilegales
Un balance final tras el incendio forestal en el Cerro Colorado de Guayaquil revela un impacto devastador: se confirmaron al menos nueve reptiles muertos, entre ellos boas e iguanas, además de nidos y huevos calcinados. Sin embargo, en un signo de resiliencia, 37 especies de fauna, en su mayoría aves, ya han sido vistas regresando a la zona afectada.
Descubrimientos en la zona
El equipo de voluntarios de Proyecto Sacha, liderado por la especialista Eliana Molineros, consolidó el informe de daños tras recorrer el área carbonizada. La evaluación documenta tanto la tragedia para la biodiversidad local como los primeros indicios de un lento retorno a la vida en el bosque protector.
El rastro del fuego dejó una estela de muerte claramente cuantificada. El informe detalla el hallazgo de nueve reptiles calcinados de tres especies distintas: una boa emperador (Boa imperator), tres culebras ojo de gato (Leptodeira ornata) y cinco iguanas verdes (Iguana iguana).
"Además, encontramos restos de panales, nidos con huevos quemados y una cría de ave que no pudimos identificar", detalló Molineros a EXPRESO. La devastación alcanzó incluso a especies invasoras, ya que también se encontraron caracoles africanos calcinados entre las cenizas. El recorrido también confirmó hallazgos previos, como el cráneo de un perro y el esqueleto de un gato, cuya presencia en el lugar sigue siendo un misterio.
En medio del paisaje gris, la vida silvestre lucha por abrirse paso. El monitoreo de Proyecto Sacha ha documentado el regreso de 37 especies de fauna que han sido vistas sobrevolando o posándose en lo que queda de sus hogares.
La gran mayoría de los animales que retornan son aves. Entre ellas se identifican especies como el gavilán de Harris, el mirlo ecuatoriano, el mosquero bermellón, pericos cachetigris y periquitos del pacífico. Este retorno, aunque tímido, es una señal de la resiliencia del ecosistema del bosque seco.
Más allá del impacto en la fauna, el incendio volvió a exponer la enigmática presencia humana en el área protegida. Durante las inspecciones se ratificó la existencia de "asentamientos extraños", incluyendo una precaria construcción identificada con letreros de "Casa de Oración" y "Lugar Santo a Jehová". Adicionalmente, los mapas de la zona siguen registrando un punto de "lectura de tarot" dentro del bosque, evidenciando actividades irregulares que fragmentan y amenazan el hábitat.
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