Aquiles Álvarez
Tras los ataques en la Bahía y el asesinato de diez personas en un solo día, la pelea por quien tienen la competencia de la seguridad en Guayaquil ha sido recurrente y continúa escalando.Cortesía

Jaramillo, Guschmer y Rovira: nueva ola de críticas contra Aquiles Álvarez

El alcalde de Guayaquil enfrenta una ofensiva política: lo acusan de intimidación y mal uso de recursos en plena crisis

Una nueva tormenta política sacude Guayaquil. Esta vez, el alcalde Aquiles Álvarez enfrenta una triple ofensiva pública y coordinada desde distintos frentes del poder nacional: la gobernadora del Guayas, Zaida Rovira; el asambleísta Andrés Guschmer; y la legisladora Lucía Jaramillo. Las acusaciones, como ha venido publicando EXPRESO, incluyen intimidación, falta de transparencia en el uso de recursos y violencia política.

La controversia escaló el martes 10 de junio, cuando Rovira publicó en su cuenta de X la captura de un presunto mensaje que el alcalde le habría enviado por WhatsApp

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El texto decía: “La pelotita de la seguridad es suya y se la seguiré lanzando aunque no la quiera agarrar”, acompañado por una fotografía suya comiendo helado con los comentarios “Buen provecho” y “malcriada”.

La respuesta de la gobernadora fue inmediata: “No, Aquiles Álvarez, intimidaciones al más puro estilo de vacunadores no voy a tolerar. Cumple con tu trabajo”. En entrevista radial ese mismo día, Rovira rechazó públicamente cualquier acercamiento con el alcalde. “Aquiles, no me reuniré contigo, porque yo no tengo tiempo para tardes de té”, sentenció.

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El contexto no podía ser más delicado: Guayaquil registró 10 muertes violentas en un solo día. Y desde entonces la ciudadanía viene exigiendo respuestas y coordinación efectiva entre el Gobierno y el Municipio, pero las fricciones políticas van en aumento. 

El lunes 9 de junio, ya durante un recorrido por la Bahía, zona que fue atacada con explosivos días atrás, el alcalde de Guayaquil hizo un llamado al diálogo a representantes del Gobierno central en la lucha contra la inseguridad. "¿Sabe cómo se soluciona eso? Conversando, sentándonos, reuniéndonos. Hoy la voy a convocar a la gobernadora, mi vecina, le abro las puertas de todo el Municipio de Guayaquil; por mí, veámonos todos los días. Queremos trabajar en conjunto por Guayaquil", expresó entonces Álvarez, sin anticipar lo que se venía.

Y es que el pedido tuvo respuestas, pero no las esperadas, pues el martes 10 de junio en una entrevista en radio Sucre, el ministro de Gobierno, José De La Gasca, indicó que la Alcaldía de Guayaquil "recién se está enterando de que la seguridad es un problema de todos".

"Creo que el alcalde tiene cuentas que rendir a la justicia, así que, que se ocupe de rendir las cuentas a la justicia antes de estar buscando acá cómo evadir las responsabilidades", dijo, sumándose a las críticas que esta semana han apuntado al primer edil. 

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“La seguridad de Guayaquil no es una pelotita para lanzar”, escribió en X. Pero fue más allá y puso en duda el manejo de fondos municipales: “Solo por videovigilancia se han recaudado aproximadamente $2.400.000. ¿Dónde están esos recursos, alcalde?”, criticó. 

Guschmer cuestionó también el estilo de liderazgo del burgomaestre: “Gobernar no es desviar culpas, hablar chabacano o descalificar con arrogancia por WhatsApp. Gobernar para Guayaquil es invertir bien, rendir cuentas y dar resultados.”

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Lucía Jaramillo: “No es autoridad, es abuso”

La asambleísta Lucía Jaramillo (ADN), otra voz crítica, se unió a la defensa de Rovira. “Aquiles Álvarez no habla por enojo, habla por costumbre. No es autoridad, es abuso con banda municipal”, escribió en sus redes, señalando un patrón de comportamiento basado en la humillación.

No es la primera vez que ambos se enfrentan. En 2024, el alcalde fue obligado por el Tribunal Contencioso Electoral (TCE) a pedir disculpas públicas a Jaramillo por una agresión verbal previa. Desde entonces, la relación ha sido tensa, cargada de denuncias cruzadas y choques en redes sociales.

Cambio de tono: estrategia o presión política

Frente a la ola de críticas, Álvarez dio señales de desescalar. El pasado miércoles 11 de junio, Álvarez publicó en X: “No voy a responder a confrontaciones, ese Aquiles se acabó. La mejor manera de demostrarle amor a Guayaquil es trabajando juntos, no discutiendo.”

¿Por qué este giro discursivo? Analistas políticos consultados apuntan a razones estratégicas. El politólogo Giuseppe Cabrera sostiene que “no le conviene ahondar en una pugna con el Gobierno, especialmente cuando su situación judicial aún está abierta y no cuenta con una fuerza política sólida que lo respalde”.

Andrea Endara, politóloga de la Universidad Casa Grande, agrega que Álvarez “está en modo supervivencia política” frente a un régimen que ha demostrado intención de acaparar todos los espacios de poder. “Él sabe que Noboa quiere gobernar ocho años, no cuatro. Y ponerse del lado del poder puede ser una jugada para preservar su capital político de cara a 2027”, sostiene.

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El alcalde ahora milita en el movimiento Renovación Total (RETO), en momentos en que su antigua alianza con Revolución Ciudadana parece resquebrajarse. La investigadora destaca que esta agrupación está en crisis, y que el estilo frontal y desafiante que caracterizaba a Álvarez ya no es sostenible.

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A pesar del discurso conciliador, el daño político parece estar hecho, se quejan los ciudadanos, que exigen dejar de lado los problemas y "niñerías" por el bien de la ciudad

Nada de esto contribuye al tema de la seguridad, realmente”, opina el académico Jorge Macías sobre la postura de Rovira. Pero también reconoce que la tensión entre el Municipio y el Gobierno pone en riesgo la gobernabilidad y la eficacia en el manejo de la crisis.

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