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Tragedia. Víctor Martínez acudió ayer a la morgue para iniciar los trámites y retirar el cadáver de su hijo.Christian Vinueza

Guayaquil: extorsiones enlutan a una familia

Dos hombres fueron secuestrados por no hacer el pago; uno fue asesinado. Este hogar lleva ya dos años siendo amenazado

La tragedia se ensañó con una familia guayaquileña. Desde hace dos años, Víctor Martínez es víctima de extorsionadores que le exigen dinero para no atentar en contra de su casa o de su vida.

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Sin embargo, esto es solo el antecedente del desconsuelo que lo agobia. La noche del lunes 11 de diciembre, sus dos hijos mayores, Víctor Alcides y Álex Geovanny Martínez Lino, fueron en su auxilio, luego de que delincuentes se metieran a su vivienda. Cuando estaban a dos cuadras de su casa, ubicada en la cooperativa Voluntad de Dios, noroeste de Guayaquil, fueron interceptados por criminales, quienes se los llevaron a la fuerza. Uno de ellos ya apareció, pero muerto.

Con su voz quebrada, Víctor contó que desde hace dos meses no ha podido cancelar los dos dólares que semanalmente le exigen los extorsionadores, y que por esta razón se metieron a su vivienda para robarle y golpearlo.

“Llamé por teléfono a mis muchachos y les conté lo que estaba pasando. Me dijeron: ‘Papi, ya vamos para allá’. Cogieron un bus, se bajaron en la estación de la línea 123 y cuando ya estaban cerca de mi domicilio, los interceptan y se los llevan en una moto. Ya no pude volver a mi hogar, me dejaron sin casa y sin hijos”, manifestó con tristeza, mientras hacía los trámites para retirar el cuerpo de Álex Geovanny, quien tenía 34 años y fue hallado en estado de descomposición.

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Su cadáver apareció la mañana del jueves 14 de diciembre, cerca de un canal de agua, en la vía a la costa, por el ingreso de la parroquia Chongón.

El sexagenario dijo que posiblemente los miembros de la misma banda criminal que le exige dinero a la gente del sector a cambio de una supuesta seguridad, son quienes raptaron a sus hijos. “Yo pagaba la extorsión, pero me gano 2 o 3 dólares diarios barriendo en un mercado, ya no me alcanzaba. En la puerta de la casa escribieron las letras PB, que según los vecinos significa que mi vivienda ya no me pertenece, sino que es ‘propiedad de la banda’”.

La hermana de las víctimas contó que la tristeza que sintió la esposa de Álex al enterarse de que apareció muerto, hizo que se le adelantara el parto. “A mi cuñada se le rompió la fuente cuando le dijeron lo de su esposo. Gracias a Dios el bebito nació bien”.

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