Corte de agua_Urdesa_Guayaquil
Fuga de agua en las calles Guayacanes y calle Segunda, Urdesa, el 12 de julio de 2020 Agencia (ag-extra)Christian Vinueza

"No existe justificación para los cortes de agua tan frecuentes" en Guayaquil

La interrupción del servicio de agua potable es tan recurrente como las respuestas que da la concesionaria. No hay aún solución definitiva.

Las tuberías del centro, sur y norte de la ciudad sufren continuos daños y fugas menores por su vetustez, suele repetir la empresa concesionaria del servicio de agua potable en Guayaquil, Interagua, como explicación a los recurrentes cortes del servicio. 

Sobre la vía a la costa, donde se han reportado una serie de interrupciones, dice que el acueducto del sector presenta daños constantes porque es antiguo y no fue construido para abastecer a tantas ciudadelas como las que hay ahora. 

Las respuestas suenan lógicas, solo que al igual que las tuberías y los daños, también son antiguas y recurrentes. Las ha repetido al menos en el último lustro la empresa que lleva 19 años operando este servicio. Los ciudadanos pagan impuestos también recurrentemente. 

Precisamente, considerando todo ese tiempo, el ingeniero civil y experto en obras hidráulicas, José Rivero, no ve aceptable la frecuencia de los cortes. “Un daño recurrente no es una cuestión normal en ninguna parte del mundo. Pero los cortes son prácticamente parte del trabajo rutinario en la ciudad y eso no puede ser”, alega.

A estas alturas, Interagua debería conocer exactamente dónde están los daños.

Zoyla Castro, presidente del Comité Pro Urdesa

No se ha dado una solución definitiva, sino reparaciones a modo de parches puntuales. Quienes más sufren y llevan la cuenta de los cortes, como lo ha venido publicando EXPRESO, son los usuarios. En especial, los de los sectores más afectados como la vía a la costa o Urdesa.

“A estas alturas, Interagua debería conocer exactamente dónde están los daños. En el caso de Guayacanes y la Primera, eso tiene muchísimos años”, cuestiona la presidenta del Comité Pro Urdesa, Zoyla Castro, aludiendo a la concesión hecha en 2001 por el Municipio de Guayaquil, responsable titular de este servicio básico.

Castro dice que esto ocurre en toda la ciudad, pero se refiere a Urdesa porque ha vivido allí por 55 años. La moradora y dirigente lamenta que la empresa no haya realizado ya la reparación integral de ese daño, “en lugar de esperar a que haya otro corte cada tres semanas”. 

El también ingeniero civil, con experiencia en fiscalización de obra pública, Hugo Landívar, también ha visto los recurrentes cortes del servicio, pero no es tan crítico.

 Explica que aparte de la programación de obras, las interrupciones se producen de manera imprevista porque en buena parte de la ciudad aún hay tuberías de asbesto, más susceptible a daños por la presión del agua, sismos o el peso que soporta el suelo sobre ellas; y por la acción de personas que buscan conectarse a la red de manera informal. 

Acota que lo que se debe controlar es que las reparaciones se cumplan en las 24 horas que establece el contrato y que el corte no exceda ese plazo.

Rivero reconoce que en todo este tiempo hay hechos positivos, como el aumento de la cobertura de agua y alcantarillado. “Pero se supone que ya con 20 años de estar el servicio en manos de Interagua, por lo menos ya la frecuencia de los cortes debe ser mínima”, insiste. 

Y por ello apunta a la entidad encargada de regular a Interagua, que es Emapag, como brazo del Municipio. “Por allí comienza el problema. Si no cumplo, necesito un ente que me haga cumplir y ese es Emapag. Y los resultados eximen de cualquier comentario”. 

Como usuaria y ciudadana, Castro también duda de que Emapag esté cumpliendo debidamente su tarea controladora. “Hay una decepción muy grande con las autoridades, creo que no están regulando las cosas como debería ser. A nivel nacional, no solo en nuestra ciudad. Se ha perdido hasta la confianza en las autoridades”.

Por allí comienza el problema. Si no cumplo, necesito un ente que me haga cumplir y ese es Emapag. Y los resultados eximen de cualquier comentario”.

José Rivero, ingeniero civil

En los primeros diez años de la concesión, Interagua solía atribuir los ya por entonces frecuentes cortes al denominado Plan Cóndor, el cual iba a permitir a la ciudad “seguir creciendo sin tener que invertir en una nueva infraestructura, como una nueva planta de tratamiento o la instalación de nuevas redes matrices”. 

El plan, que debía concluir en 2011, también tenía como fin optimizar el sistema de distribución, mejorar la presión, brindar un servicio continuo en sectores del sur, así como minimizar el impacto de futuros cortes del servicio. Es decir, algunos puntos que la ciudadanía aún sigue reclamando.