
Centenario, de lo más exclusivo del sur de Guayaquil a lo más temido por inseguridad
Este circuito, que incluye el barrio homónimo, es el segundo con más robos del sur. Residentes denuncian que viven con temor
Lo que antes fue considerado el sector más exclusivo de Guayaquil, se ha convertido en uno de los más afectados por la inseguridad y las bandas criminales que operan en gran parte de la ciudad.
La Policía confirma las cifras del circuito Centenario
EXPRESO conversó con Daniel Albuja, jefe del distrito Sur, quien reveló que el circuito Centenario se ha transformado en la segunda zona con más incidentes delictivos en lo que va de 2025. Según las cifras oficiales, en este periodo se han reportado 393 denuncias solo en este circuito, incluso superando a sectores periféricos como Guasmo, Siete Lagos y Unión de Bananeros. Únicamente La Floresta supera al Centenario, con 415 denuncias.
El circuito está conformado principalmente por el barrio que lleva el mismo nombre y por ciudadelas aledañas como Saiba, Villamil, barrio del Seguro, Almendros, entre otras. Un recorrido realizado por EXPRESO permitió recoger testimonios de vecinos que confirmaron el miedo generalizado que se vive en esta zona.
Tal como se ha evidenciado en reportajes anteriores, la inseguridad y el abandono son constantes en el barrio Centenario, uno de los más icónicos de Guayaquil, pero que hoy, según sus residentes, también es uno de los más temidos del distrito.

Los residentes claman por atención de las autoridades
“En las noches ya no salgo con mi perro porque hasta podría regresar sin él. Hay mucha inseguridad, especialmente en la noche, con tantas calles sin iluminación”, comentó Marcel Thoret, quien lleva más de 30 años residiendo en el sector. El hombre reconoce que ha habido un cambio drástico y el sector es cada vez más decadente.
Recordó que años atrás se podía caminar por las noches o salir en grupos de amigos, pero hoy aquello resulta imposible por el temor a los asaltos. “No me arriesgo, me pueden robar. Aquí suceden demasiadas cosas”, lamentó.
El relato de los moradores da cuenta de que la situación ha cambiado con el paso de los años. “Esta era la mejor zona de Guayaquil, pero ahora luce abandonada, sin comercios y sin luz. Se necesita una reactivación total”, expresó Ernesto Pazmiño, otro residente.
presidente del comité barrial
Los vecinos le indicaron a EXPRESO que ya han identificado a un sujeto que asalta con un destornillador y a una banda que ingresa a las viviendas sin importar si están habitadas. “Se llevan todo lo que pueden. Es un grupo que anda en un carro grande, con cinco personas armadas. Solo este mes entraron a dos casas y actuaron de la misma manera”, contó una ciudadana que pidió mantener en reserva su identidad por temor a represalias.
La Policía Nacional reconoce que este sector ha sido blanco frecuente de la delincuencia, aunque sostiene que se realizan operativos para frenar los robos. “Hemos reducido en gran medida los asaltos y ahora nos enfocamos en las muertes violentas. Estamos golpeando las economías criminales de las bandas que nos atacan día a día”, explicó Daniel Albuja, jefe del distrito Sur. En una entrevista anterior, el funcionario reveló que no existe atención nocturna en las Unidades de Policía Comunitaria (UPC), ya que se prioriza la vida de los uniformados tras los ataques registrados.
Los moradores, en su mayoría mayores de 40 años, aseguraron tener identificadas las zonas más conflictivas. “Siempre (los delitos) ocurren en las calles más oscuras: la José Salcedo, Dolores Sucre, tramos de la Rosa Borja de Icaza y la Francisco Segura. Ahí es donde más roban”, precisó Gabriela Villagómez, habitante del sur, quien dice estar harta de convivir con la inseguridad.

Especialista explica el fenómeno ocurrido en el Centenario
Para la catedrática y especialista en seguridad Yomira Paz, la migración de familias tradicionales hacia nuevas zonas residenciales (como La Puntilla en Samborondón, o la vía a la costa o Ceibos en Guayaquil) ha dejado vacíos sociales en el barrio. “Las casas, al menos en el barrio Centenario, quedaron ocupadas bajo otras dinámicas, con menor cohesión comunitaria. A eso se suma la falta de intervención policial y el debilitamiento del tejido social”.
“Lo que pasa en el Centenario no es un hecho aislado, sino parte de un fenómeno más amplio: la transformación de barrios históricos en enclaves de inseguridad debido a la movilidad social, la ausencia de políticas urbanas efectivas y la expansión de la criminalidad”, agregó Paz.
Segura EP promete inauguración de Estación de Acción Segura
Por su parte, Álex Anchundia, gerente de Segura EP, le adelantó a EXPRESO que en octubre se inaugurará la primera Estación de Acción Segura (EAS) en el circuito Centenario y que en el futuro se prevé habilitar más unidades para reforzar la seguridad.
Mientras tanto, el comité barrial no se ha quedado de brazos cruzados y ha puesto en marcha iniciativas comunitarias. “Tenemos una patrulla canina que recorre la zona una vez a la semana, organizamos actividades mensuales y el barrio se ha unido más para sentirnos seguros. Sabemos que pronto también se renovará el alumbrado público”, dijo Juan Acosta, presidente del Consejo Barrial.

Otros barrios también temen por la inseguridad
Aunque el barrio Centenario concentra la mayor preocupación, otras ciudadelas que antes se consideraban seguras, como el barrio del Seguro, ahora enfrentan la amenaza constante de la violencia.
“Como lo hemos dicho siempre, mi vecindario no le hace honor a su nombre. Es increíble que nuestro circuito sea el segundo con más delitos de todo el sur del Puerto Principal. Desde hace al menos un año vemos motos que van y vienen, que roban a su paso; vemos personas consumiendo drogas, incluso vendiéndolas. Se habla ya de extorsiones y todo eso es preocupante. Este barrio, además del Centenario y la Saiba, eran zonas netamente familiares. Hoy nadie convive. En la noche, pasadas las 20:00, no es una sorpresa ver pasar a gente armada. Eso duele”, denunció Valeria Ricaurte, residente del sector.
Washington Reina, quien reside en La Pradera desde hace al menos 40 años, coincidió con este panorama. Él dijo ser testigo de cómo la vida entre vecinos es solo un recuerdo del pasado. En esta ciudadela, solo en los últimos dos meses, se han registrado asesinatos en espacios públicos, como peatonales y parques.
“Venden drogas, dejan panfletos… Nadie circula ya por las peatonales en las que antes los vecinos nos reuníamos. Se escuchan balas, gritos de personas víctimas de robos a diario. Nadie hace nada. A los patrulleros jamás los vemos. Pedimos ayuda, damos alertas, pero no hay respuesta inmediata. Batallamos solos con este problema. Es indignante ver cómo nuestro circuito, nuestros conjuntos de barrios históricos y familiares, son hoy parte de una lista roja en la que todos somos blanco de los antisociales. Estamos sentenciados a vivir con riesgos. En la etapa dorada de nuestras vidas nos rodea el miedo”, sentenció Reina.

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