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Huecos. En el segundo piso del edificio de la CTE hay huecos en el suelo desde el terremoto del 2016, como lo muestra la foto.Miguel Canales Leon

El edificio de la Comisión de Tránsito se cae de viejo

Hay huecos en el suelo y paredes desde el terremoto de 2016 Se están desintegrando los archivos La entidad alista las maletas para mudarse

Los huecos que hay en el suelo y en la pared advierten que el edificio de la Comisión de Tránsito de Ecuador (CTE) se está cayendo a pedazos de viejo. Los agentes que laboran allí sostienen que esos daños se hicieron visibles desde el terremoto de 2016, que azotó al país.

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Cinco años después, el deterioro es más evidente. Por lo tanto, el nuevo director de la entidad, Carlos Balarezo, que tiene 20 días en el puesto, dijo a EXPRESO que lo más sensato es alistar las maletas y mudarse de ese edificio que ocupa toda una manzana, entre las calles Chile, Cuenca, Brasil y Chimborazo.

Un equipo de este Diario recorrió la dependencia y lo primero que saltó a la vista es que la edificación, de tres pisos, no tiene ascensor y que no es inclusivo para personas con discapacidad, ni para los adultos mayores. Existe un desnivel en la escalera que conduce al primer piso, y el pasamanos queda más bajo, por lo que quienes necesitan de un apoyo para subir los escalones tienen dificultades.

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 Registros. El archivo físico se está destruyendo, hay hojas que se están desintegrando.Miguel Canales Leon

Al ir al segundo piso del edificio principal, el deterioro se palpa en los huecos. Hay uno incluso en la oficina de la Dirección de Control de Operativos. Los empleados sienten que el peligro es un compañero más del despacho. “Temo que en cualquier momento ocurra un accidente”, comentó Jenny Bonilla, empleada de la CTE.

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La inseguridad se siente constantemente y hasta les resta espacio para laborar, agregó Jean Calero, otro trabajador.

La sensación de estar ‘toreando’ a diario al peligro se vuelve razonable en el informe que la CTE publicó ayer. Allí se indicó que el inmueble principal, donde al menos hay tres huecos de casi un metro de ancho por los que resulta imposible cruzar si no es brincando, no cuenta con el permiso de funcionamiento otorgado por el Benemérito Cuerpo de Bomberos desde el 2019.

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Microfilmes. Los archivos que están en microfilmes también se descomponen por los años y hasta emiten vapores que afectan la salud.Miguel Canales Leon

El riesgo está por todos lados. Hasta la piel se eriza porque los extintores no han recibido recargas desde septiembre de 2018, fecha en que caducó el contenido del tanque.

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¿Cuál será la solución? “En cuanto vi la situación de la edificación, solicité el cambio a la Secretaría Técnica de Gestión Inmobiliaria del Sector Público y el pedido fue aceptado. Ya se nos dio parte de unos bloques que están en Samanes. En los próximos días empezará el traslado”, explicó el director de la CTE a EXPRESO.

El cambio también urge porque hay oficinas que parecen ‘saunas’, pues no funciona el aire acondicionado. Los planes son desocupar toda la edificación, donde laboran cerca de 400 personas. “Aún no está determinado qué pasará con el edificio”, señaló Balarezo.

En dos meses se debe cambiar a 400 personas que trabajan en este edificios. En estos días ya saldrán 65, que laboran en los puntos más críticos o zonas más dañadas.

Carlos Balarezo,

director

de la CTE

Los primeros en salir del inmueble serán 65 trabajadores que laboran en el sector más crítico, como los que están en el segundo piso. Los últimos serán los miembros del equipo de la dirección.

Se aspira a realizar el cambio total de casa en dos meses, es decir hasta septiembre, porque inquieta que la infraestructura no resista un temblor más.

En efecto, los años pesan en la edificación. Según el historiador de la CTE, Jhonny Valencia, el edificio principal es de 1938, por lo que tiene 83 años. Aunque la Comisión de Tránsito tiene 73 años de vida institucional. Antes allí funcionaba la oficina de carabineros de la Policía Nacional.

La CTE que está en el centro de la urbe ocupa una manzana. Allí hay tres edificios, el más antiguo data de 1938, que fue adquirido por la Comisión de Tránsito en 1948. 

Jhonny Valencia,

historiador

de la CTE

La suma de los años se impone hasta en el archivo. Allí hay microfilmes que guardan información de 32 años de matrículas y licencias (de 1970 a 2002) que presentan un deterioro llamado ‘síndrome del vinagre’, que emite gases y líquido de amoniaco. “Nos preocupa nuestra salud porque respirar estos gases afecta los bronquios, la piel y hasta puede provocar cáncer, según nos han advertido los doctores. Es difícil trabajar en esas condiciones, nos alarma”, manifestó Jorge Zea, analista de la Secretaría General.

Este archivo no se puede dar de baja sin antes pasar toda esa información a un almacenamiento digital, precisó Zea.

Los problemas en la institución se evidencian incluso en la burocracia para botar la basura. Daniel Martínez, quien labora en la bodega, dijo que tiene seis meses tratando de botar radios y parlantes que no sirven.

Con todos estos problemas a la espalda, la CTE alista las maletas para cambiarse de casa.