
Crimen de mujer taxista en Guayaquil: detenido confesó el asesinato
La víctima, de 41 años, cuyo cuerpo fue abandonado en el ingreso al Jardín Botánico, tenía dos hijos menores de edad
Los detenidos por el crimen de la taxista informal Silvia Leonor Inga Bermúdez, de 41 años, desaparecida desde el domingo 14 de septiembre, no solo habrían confesado su participación en el secuestro de la mujer, sino también en su asesinato.
De acuerdo con lo informado por un agente de la Policía a los familiares de la fallecida, uno de los detenidos declaró: “Le di dos tiros y la boté” y proporcionó la ubicación aproximada del lugar donde podría encontrarse su cuerpo.
El cadáver fue hallado la mañana del miércoles 17 de septiembre en un tramo que conduce al Jardín Botánico, en el norte de Guayaquil.
Un oficial de la Policía explicó que, a las 00:00 de ese miércoles, la unidad móvil Montebello detectó un vehículo que circulaba en actitud sospechosa.
Al intentar verificarlo, el conductor emprendió la huida, lo que inició una persecución desde el túnel de la Flor de Bastión hasta la vía Perimetral, en sentido sur.
La Policía solicitó apoyo a través del ECU-911 para interceptar el vehículo, que fue detenido en el ingreso de la avenida Chucho Benítez. Al volante se encontraba Pedro José Palacios Gómez, quien fue aprehendido de inmediato.
El joven, de 19 años, reconoció su participación en la desaparición de la víctima, pero afirmó no haber actuado solo. Señaló que otro ciudadano había participado junto a él en el hecho delictivo.
La Policía se dirigió al domicilio indicado, un edificio de dos pisos dividido en cuatro departamentos, y verificó el departamento superior derecho, con fachada naranja, donde se encontraba el cómplice.
En el interior del inmueble fue hallado un menor de edad, de 17 años, quien al notar la presencia policial intentó arrojar un teléfono por la ventana. Al final, fue aprehendido.
Familia pide que se esclarezca el crimen
Una de las hermanas de Inga relató que, desde hace más de una década, era testigo de Jehová y asistía con frecuencia a la iglesia junto a sus dos hijos, de 15 y 10 años.
“Mi hermana era una mujer tranquila, no se metía con nadie. No sabemos cómo fue abordada por estos delincuentes, si ocurrió en el parqueadero o en la calle. Lo único que pedimos es justicia”, expresó entre lágrimas.
El sepelio de Silvia se realizará la tarde de este jueves en un cementerio de Guayaquil. Sus familiares decidieron velarla por pocas horas. “No queremos prolongar más esta agonía, mi hermana no merecía morir de esta manera”, añadió la allegada.
Para seguir leyendo más contenido de EXPRESO, suscríbete aquí