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Situación. Las largas filas se registran a diario en mercados y supermercados.Juan Faustos / EXPRESO

Coronavirus: Las compras de pánico, el pan nuestro de cada día

Persisten las largas filas de personas para entrar a los supermercados. Expertos coinciden en que se originan por la incertidumbre.

Con las primeras luces del día los habitantes del Puerto Principal forman largas hileras para ingresar a los supermercados. Estas escenas se han convertido en el pan nuestro de cada día desde que se decretó el estado de emergencia sanitaria en el país, hace más de tres semanas.

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Y aunque se han hecho esfuerzos como campañas de concienciación para que solo una persona por familia salga a realizar las compras, las aglomeraciones también se evidencian en farmacias y tiendas de barrio. Una situación que ha sido registrada por EXPRESO en diferentes reportajes.

Por ejemplo, el jueves 2 de abril, hubo una mayor concentración de personas en los mercados e incluso bancos, luego de que el gobernador del Guayas, Pedro Pablo Duart, propusiera al Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Nacional un toque de queda total para la provincia debido al alto número de contagiados y fallecidos.

Las principales consecuencias de las compras de pánico son el desabastecimiento de los productos y el sobreprecio que se genera por la escasez de estos.

Karla Campuzano,
​psicoanalista

Aunque la propuesta no fue aceptada, las personas madrugaron para hacer compras sin importar las acumulaciones y contagiarse, ¿pero por qué ocurre este fenómeno diariamente teniendo en cuenta que es la ciudad con más casos positivos en el país?

Para la psicoanalista Karla Campuzano, la desesperación por comprar se origina por dos factores: instinto de supervivencia y la necesidad de control. Argumenta que por la actual situación que vive el país y en especial la ciudad, ambos aspectos han sido alterados, lo que ha generado en la sociedad un alto índice de ansiedad.

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Situación. Al amanecer decenas de usuarios hacen fila para entrar a los supermercados.EXPRESO

“Ante este tipo de crisis inesperadas, las masas contagian su manera de sentir y de actuar (compras impulsivas y estado de nerviosismo)”, explica Campuzano.

Esto le ocurrió a Sandra Villamar, habitante de la séptima etapa de la Alborada, en el norte, quien por dos días seguidos, hizo fila fuera de un supermercado del sector para adquirir productos de primera necesidad. Reconoce que tuvo “miedo a que se escaseen”.

Las influencias de un entorno llevan al ser humano a comprar aceleradamente a pesar que tiene cubiertas sus necesidades, prefiere que le sobre a que le falte.

Jorge Calderón, 
analista económico
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En cambio, para Cecilia Parrales, residente de la urbanización Colinas del Sol, el pánico se ha apoderado de sus vecinos, quienes salen a comprar especialmente medicina. “Incluso hay farmacias que ya no tienen productos. La mayoría tiene síntomas leves, pero prevalece el temor a no lograr abastecernos. Todo es tan complicado”, piensa.

Al respecto, el analista económico Jorge Calderón asegura que el actual panorama ha cambiado el comportamiento de los consumidores, y que los ha llevado a actuar de forma más agresiva o acelerada en función de un miedo o pánico que se gesta alrededor de esta incertidumbre, indica. A su juicio, los productos de mayor demanda son los alimentos y medicinas, pero, además, hay un incremento en los instrumentos que permiten adquirirlos: las plataformas tecnológicas.

Se deben tomar las medidas precautelarias para evitar contagios y colapsos en centros de salud. Los residentes de La Puntilla estamos acatando las precauciones.

Fernando Huamán,
Presidente del directorio Comité La Puntilla

“Al principio ayudaron muchísimo, pero por las restricciones vehiculares han colapsado. Tardan hasta cuatro días en realizar la entrega y eso genera cambios al consumidor, que los obliga a que se lance al supermercado y vemos las aglomeraciones que violan la cantidad de personas permitidas y lo mismo pasa con la circulación”.

Por su parte, la orientadora familiar Reyna Domínguez reconoce que la cuarentena mantiene a las personas en un permanente estado de alerta individual y colectivo,

No obstante, pese a sentir y a compartir un miedo intenso, “muchos llevan a cabo acciones en beneficios de otros y sostiene un orden social, como una interminable fila en el supermercado”, señala.