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1. Peligros. Los cables caídos en el piso son un riesgo para los moradores de la ciudadela La Saiba que transitan por las veredas. Más de uno ya ha sufrido accidentes en el suelo mojado.CHRISTIAN VASCONEZ

Cables en Guayaquil: “Llevamos 17 días lidiando con ‘serpientes’ en el piso”

Moradores de tres sectores del sur reclaman que después del sismo el cableado sigue en el piso.   Exigen a las autoridades tomar control del problema

La situación va de mal en peor. Ese el sentir de decenas de moradores que acudieron a EXPRESO para hacer público su reclamo. Ellos dicen estar cansados de tener ya que convivir con los ‘tallarines colgantes’ que salen de los postes, para ahora -tras el sismo- tener que verse obligados a esquivarlos sobre la calzada o la misma acera.

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El cableado ‘ahorca’ a barrios del sur de Guayaquil

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Tal como lo contó este Diario meses atrás, los residentes de las ciudadelas La Saiba, Villamil y Los Almendros, en el sur de Guayaquil, reclamaban por la mala disposición de los cables que caían sobre las casas o los carros. Hoy, el problema se agudiza por estar regados, “como si fueran serpientes”, en cada esquina.

“La molestia es enorme. Y es que ahora no solo quedan colgados, sino que están en el piso como serpientes venenosas que buscan hacerte daño. Hacerte caer”, reclama Yolanda Chiquito, una moradora de la manzana F de la ciudadela Villamil, quien denuncia a las autoridades por no tomar en cuenta este escenario.

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2. Soluciones. Algunos vecinos de la Villamil han decidido amarrar los cables para que no caigan hasta el piso. Los vecinos evitan pasar cerca por el miedo a cortocircuitos.CHRISTIAN VASCONEZ

“Los cables estaban a punto de caer y con el sismo se cayeron completamente. Ya llevan 17 días en ese estado y nadie hace nada. ¿Dónde está CNEL? ¿Por qué no los recogen? Aquí estamos organizándolos como podemos, pero lo que pedimos es seguridad”, sentencia.

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“No podemos vivir con cables que salen ya desde los árboles”

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EXPRESO realizó un recorrido para constatar la denuncia y verificó que, en efecto, en los tres barrios se replica la escena. La queja, sin embargo, es mayor en la Villamil, donde están esparcidos hasta en los callejones.

“Varias veces caminando por aquí me he topado con esos tallarines, que no son más que una trampa”, reclama Wilton Plúas, un residente que se indigna al ver el quemeimportismo de los funcionarios.

Los cables antes estaban colgando, pero después del sismo del 18 de marzo, están en el piso; como si fueran serpientes venenosas que buscan hacerte daño.

Ingrid Villacís
​moradora 

“Al día siguiente del sismo denunciamos, luego insistimos, pero nadie ha movido un dedo. Los niños corren peligro cada vez que salen de casa”, detalla Plúas.

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Guayaquil: los cables sueltos por los robos incomodan a los moradores de un barrio

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En la Villamil, los alambres están cerca del parque central, donde precisamente van decenas de familias a entretenerse; e incluso están cerca de la iglesia que queda entre esta ciudadela y La Saiba.

Sobre esta situación, este Diario consultó a la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL) y desde el Departamento de Comunicación, Mariela Padilla, vocera de la institución, indicó que los cables que causan problemas no son de su competencia. “Ya revisamos el lugar. Esas cajas y cables les corresponde a todos los servicios de telecomunicaciones”, respondió.

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Los cables se enredan entre las ramas de los árbolesCHRISTIAN VASCONEZ

Tras ello, los moradores solicitan a cada uno de los representantes de las compañías que se acerquen a verificar el daño. “Hay riesgos. Trabajen en conjunto y solucionen. Los postes albergan cientos de cables, ¿qué es eso? Todo es una sola musaraña. Se ve mal, se pueden incendiar. Un adulto mayor, una embarazada se puede caer. ¿Van a responder?”, les cuestiona Laura Moncayo, también residente.

KM 3 AV. CARLOS JULIO (10077140)

Los cables han quedado a la intemperie en la Carlos Julio Arosemena

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En La Saiba y Los Almendros, donde el cablerío se enreda con los árboles o la maleza toma y se expande entre los cabos, pasa igual. En la manzana A, los moradores han tenido que amarrar los cables que quedaron colgando pare reducir las caídas, que fueron repetitivas y siempre en la noche, ante la falta de iluminación en el barrio.

“No sé si funcionan o no, pero siguen agarrados al poste. Lo que hemos hecho es amarrarlos. No hay de otra”, señala el residente Mauro Morales.

Esos cables son como una trampa, cualquiera puede golpearse con ellos. Es muy peligroso para todos los moradores. Pedimos que las autoridades vengan a hacerse cargo.

Wilton Plúas
​morador