Aulas móviles temporales que se han vuelto eternas
En 2013 se levantaron para soportar la demanda de matrícula en el sector fiscal. Pese a haber cumplido su vida útil aún funcionan en medio de su deterioro
Los campamentos escolares o aulas móviles prefabricadas fueron construidos hace nueve años, como una solución provisional para cubrir la demanda de estudiantes en el régimen Costa, asentados principalmente en sectores populares como Monte Sinaí, Vergeles, Las Orquídeas, Bastión Popular, entre otros.
No obstante, el tiempo y el uso intenso -la mayoría funciona en doble jornada-, así como la inseguridad de ciertos sectores donde están levantados, han dejado huellas de deterioro en varias estructuras.
En el país hay 97 campamentos educativos, de los cuales 33 están en la Zona 8 que abarca los cantones Guayaquil, Durán y Samborondón. Estos acogen a unos 22.960 estudiantes que representa el 5 % de los aproximadamente 500.000 de esta jurisdicción.
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Leer másLos locales tienen paneles tipo sánduche, con poliestireno interno; losetas de cemento en el piso, con capacidad para 570 y 1.140 niños. Sus aulas son de material prefabricado y miden 9 metros de largo por 6 de ancho.
La vida útil de las infraestructuras es de cinco años. Sin embargo, estas aún siguen funcionando y muchas de ellas no han recibido el mantenimiento necesario, según denuncian padres de familia que, aseguran, no tener otra opción que enviar a sus representados a estos locales donde son derivados al momento de solicitar un cupo de matrícula.
“Yo no quería que mi hijo estudie en estos locales cuyas aulas parecen vagones de tren. Todos los años he hecho el intento de trasladarlo a otro plantel, pero me dicen que no hay cupo”, indica Carlota Macías.
Desde hace seis años, su primogénito estudia en uno de esos establecimientos fiscales donde el abastecimiento de agua es a través de tanqueros y las baterías sanitarias están en mal estado.
Estos locales nunca fueron adecuados para recibir a los alumnos, pero los padres no tenemos más opciones que aceptar el cupo para que nuestros hijos no se queden sin educación
Voceros de la Dirección de Administración Escolar de la Zona 8 informaron a EXPRESO que se están realizando las reparaciones necesarias para que estas aulas móviles continúen con su función hasta que se obtenga la regularización de los solares en donde están asentadas y poder construir una unidad educativa de calidad para la comunidad.
Educación: La Costa inicia las clases con 160.000 alumnos más y un récord de traslados
Leer másPero este pronunciamiento no satisface a los padres de familia, quienes por muchos años han escuchado la misma promesa que todavía no llega.
Ellos presienten que su anhelo podría dilatarse debido a los 160.000 alumnos más matriculados y a los 170.000 pedidos de traslado en el régimen Costa, según anunció el viernes pasado la ministra de Educación, María Brown, durante la inauguración del año lectivo bajo la modalidad de clases presenciales, sin aforo y sin distanciamiento.
Con los años estos planteles se han ido deteriorando. El abandono que sufrieron durante la pandemia acentuó más el problema que ahora redundará en los estudiantes
“El aumento de estudiantes hace más difícil encontrar cupo en otros planteles. Creo que deberé resignarme a que mi hija termine sus estudios en el campamento en el que está hace siete años”, menciona Fabricio Tomalá, otro padre de familia que en 2019 vio graduarse a su hijo mayor en uno de estos locales.
El descuido de algunos campamentos educativos es evidente. Por ejemplo, el Manuel Rendón Seminario, que funciona en el sector de Socio Vivienda, está pintado de grafitis que cubren los paneles externos, lo cual ahonda el panorama de descuido permanente que evidencia el deterioro en su infraestructura, instalaciones eléctricas y tuberías de agua.
La alegría marca el regreso al estudio con las aulas al tope
Leer másLa falta de guardianía impide cuidarlos. Por ello, los robos son parte de la historia de estos planteles.
El campamento Julio Estrada Icaza, en la cooperativa Trinidad de Dios, sector Monte Sinaí, es prueba de aquello.
Este ha sufrido robos de las paredes de las aulas prefabricadas que están recubiertas por planchas metálicas. Los hampones las extrajeron para venderlas como chatarras. También se llevaron parte del mobiliario y cableado de energía eléctrica.
Los padres hemos tenido que colaborar con la limpieza y mantenimiento de los planteles abandonados por las autoridades. La idea es que nuestros hijos se sientan contentos
“Hacemos lo que podemos, pero hay cosas que se escapan de nuestras manos”, dice un maestro, quien prefiere no identificarse porque tiene prohibido hablar con la prensa sobre esta problemática. El jueves pasado, junto a otros compañeros y padres de familia, participó en una minga de limpieza, en vísperas del inicio de clases.
La pandemia por la COVID-19, que obligó a los estudiantes a estudiar desde casa, también agravó la situación de estos establecimientos que durante dos años estuvieron abandonados.
En el campamento educativo Dolores Cacuango, ubicado en la ciudadela Las Orquídeas; así como el República de Filipinas y César Andrade, asentados a la altura de Mucho Lote, muestran una imagen similar al resto de planteles públicos, cuyo apoyo para cambiar en algo su imagen ha llegado de parte de los padres de familia.