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Robby, Walter y Cristhian dejan a sus familias durante estas fechas para trabajar y servir a otros.JOSÉ LADINES

Año nuevo: trabajar mientras otros festejan

Voces. EXPRESO conversó con tres personajes que -al igual que muchos otros- tienen que dejar a sus familias para trabajar durante estas festividades

Voces es un espacio para ser escuchado (o leído); un espacio de discusión, expresión y conversación sobre diversos temas que motivan o afectan a los ecuatorianos, sin importar su edad o creencias.

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Mientras en muchas casas de Ecuador las familias se preparan para celebrar con sus seres queridos estas fechas, en el suburbio de Guayaquil, Walter Zambrano se alista y arregla su mochila para salir a trabajar.

Días previos a la Navidad y el Fin de Año, no está pensando en que comerá durante esas festividades o en que ropa usará. Su mente está en el Hospital del IESS Los Ceibos, donde lleva trabajando como camillero por poco más de tres años y donde ha pasado también las tres últimas navidades ayudando a los demás.

Este año no ha sido la excepción, sin embargo, sí ha sido atípico. La pandemia del coronavirus ha cambiado el panorama dentro de los centros de salud, las UCI y salas de atención están más llenas de lo normal, por lo cual dice tratar de dar lo mejor de sí para quien lo necesite.

No obstante, eso no cambia el hecho de que durante la Noche Buena y el Fin de Año no piense en su familia y solo cuenta con la sensación que le dejaron los abrazos que recibió de su esposa e hijos antes de salir de casa para comenzar su jornada.

Es algo penoso dejar a la familia en casa por tener que ir a trabajar en estas fechas, pero todo es por ellos y por salir adelante.

Walter

Pero dice que su familia es consciente de ese esfuerzo y de las exigencias de su trabajo, y cómo no si todos están ligados al área de la salud: su esposa es auxiliar de enfermería, su hijo estudia Medicina General y su hija es licenciada en Enfermería y trabaja en el Hospital Bicentenario de Guayaquil, donde atiende a pacientes con COVID.

Pero el caso de Walter no es único. Robby Verdezoto trabaja como sargento en la Policía Nacional y también le toca hacer a un lado estas fechas para rendir honor a su profesión.

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En su caso, trabajar durante fechas festivas es como una ley y reconoce que era consciente de eso cuando decidió unirse a la institución. “Me gustaría pasar con mi familia, pero es evidente que mi trabajo no da para eso, porque un día que a Policía Nacional no trabaje, el país se vuelve un caos”, añade.

En el contexto del estado de excepción, su trabajo se dificulta. La desobediencia a las normativas han sido la constante durante diciembre y por eso cree que la ciudadanía debería ser más razonable, tanto por su bienestar, como por intentar entender el esfuerzo que los policías hacen.

A veces se pasan malos ratos justo durante Navidad o Fin de Año, sobre todo con personas en estado etílico que se portan groseras, tal vez porque no saben el sacrificio que uno hace al estar lejos de la familia.

Robby

En fin, Robby piensa que estas fechas deberían vivirse de otra forma, por lo que hace un llamado a las personas que pueden disfrutar con sus familiares a que aprovechen esos momentos “ya que no se sabe cuándo podrá ser el último”.

Esa misma idea comparte Cristhian de la Cruz. Tiene apenas 25 años y puede contar con los dedos de sus manos la cantidad de veces que ha podido compartir estas festividades con su familia completa. Tanto él como sus padres trabajan como meseros.

Desde los 17 años ha servido a otras familias para esas fechas, por lo que cuenta vive una especie de sentimientos encontrados. “Suele suceder que a las 9 o 10 de la noche no se siente que es Navidad o Fin de Año, pero ya a partir de las 12 cuando la gente se abraza y está tomando champán, te gana el sentimiento y tienes ganas de llamar a tu familia, pero a veces no se puede porque tienes que seguir sirviendo a las personas que te contrataron”, relata.

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A esto se suma el poco valor que se le suele dar a este oficio. En algunas ocasiones, Cristhian ha tenido que soportar malos tratos, como una ocasión en que ni siquiera le pagaron el valor pactado por su jornada de trabajo.

A pesar de esto, no ha tirado la toalla y ha tratado de siempre aprovechar las oportunidades laborales que se le presentan porque sabe las necesidades que hay en su casa. Claro está, que espera salir adelante para en un futuro poder dejar este empleo y optar por otro que le permita pasar estas fechas junto a los que más quiere.