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Presencia. El padre Marcelino Armendáriz volvió a Guayaquil en 2020, en su tercera etapa en esta ciudad.Expreso

Los 50 años al servicio de Cristo del padre Marcelino, destinado en Ecuador

Un sacerdote capuchino que se declara amante del deporte y enamorado de Guayaquil. Desde 2020 está a cargo del dispensario Sagrada Familia, en el sur

Hace poco -el 4 de agosto- la Iglesia Católica ecuatoriana recordaba el Día del Sacerdote. Ese día la página web de la Arquidiócesis de Guayaquil ofreció un homenaje público al padre Marcelino Armendáriz Osácar. Había recogido su testimonio de servicio a Cristo. “Son 50 años y unos meses más”, ha precisado este sacerdote capuchino, de origen español, quien casi toda su vida de vinculación al credo la ha cumplido precisamente en Ecuador.

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“Arribé a este país cuando tenía 24 años. Desde entonces he estado entre la sierra y la costa. Desde Nanegal, en la zona noroccidental de la provincia del Pichincha, hasta Cuenca y Guayaquil, donde me he afincado en los últimos años”, así le aseguró a EXPRESO este miércoles 9 de agosto de 2023, mientras recorría el dispensario médico que la parroquia Sagrada Familia mantiene en el sector sur de la ciudad.

No te preguntes si eres feliz, pregúntate más bien si son felices los que viven a tu alrededor.

Padre Marcelino Armendáriz,
​parroquia Sagrada Familia

A Guayaquil ha vuelto desde el 2020, cuando se le encargó la dirección del dispensario ubicado en las calles Machala y Francisco Segura y del Colegio Guillermo Rodhe Arosemena.

  • Sus estudios filosóficos los realizó en Zaragoza y en agosto de 1966 ingresó como novicio a la Orden Capuchina e inició sus estudios en Teología. Un año más tarde, hizo su profesión religiosa y el 4 de octubre de 1970, día de San Francisco de Asís, renovó su vocación para toda la vida.

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“Uno es soldado. Va a donde sus mayores lo asignen, siempre hacia lugares en donde las necesidades espirituales y de fe son muchas”, afirma este padre, nacido en Zulueta, un pequeño pueblo de la provincia de Navarra (España).

¿Por qué el sacerdocio? Dice que tuvo un hermano, pero también por el hecho de haberse vinculado muy joven con la labor espiritual y social de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos. “De 11 años ingresé a la escuela que tienen los capuchinos para aquellos niños con indicios de vocación religiosa”.

Luego ya de 16 años inició una etapa de estudios filosóficos, pero en la ciudad de Zaragoza. Con 19 años ingresó en la orden como novicio.

  • Desde 2020, es enviado a Guayaquil a asumir la dirección del colegio Rodhe y del Dispensario Sagrada Familia, llegando a cerrar la institución educativa por motivo de la pandemia y usando varias de sus aulas como consultorios médicos. Unos de sus últimas obras fue la construcción del área de Resonancia Magnética Rayos X, Ecografías, Mamografías, Densitometrías, Tomografías.

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Sentado entre las bancas en las que los fieles suelen escuchar a sus sacerdotes oficiar las misas del día, el padre Marcelino recuerda que llegó al país como misionero. ¿Por qué precisamente Ecuador? La orden de los capuchinos tiene 25 fraternidades (representaciones) en España, pero también en México y Venezuela. “Por testimonios de misioneros nuestros que habían pasado por Guayaquil y por otros lugares y me parecía como un campo abierto para trabajar en el sentido más amplio de la pastoral, pero también en el desarrollo social”.

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Labor. El padre Marcelino recorre una de las áreas del dispensario de la parroquia Sagrada Familia, en el sector sur de Guayaquil.Amelia Andrade / Expreso

Entonces arribó al país. “Sí, el 11 de septiembre de 1971”, lo dice así, de manera sencilla. ¿A dónde? A la zona noroccidental de Pichincha, cuando recién estaba naciendo la población que hoy se conoce como San Miguel de los Bancos.

Tras varios años allá, trabajando al frente de la iglesia, pero también en la organización de cooperativas productivas. “Llegamos a tener una pequeña finca, de 60 hectáreas con 60 vacas para producción”. Fue trasladado. Tras 12 años trabajando en esa zona es enviado por sus superiores a Guayaquil, a la parroquia Sagrada Familia, en 1983.

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Acá se hizo cargo de una parroquia que además de los servicios propios de la iglesia tenía a cargo un colegio, el Guillermo Rodhe Arosemena, que acaba de cerrar por la ausencia de alumnos, tras la crisis provocada por la pandemia.

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El padre Marcelino hace un viaje a los recuerdos, revisando su larga trayectoria como sacerdote y con labor en Ecuador.Amelia Andrade / Expreso

“Tenemos una gran obra en el dispensario. Aunque ha bajado, ofrecemos hasta 700 consultas por día. Tenemos 37 especialidades”, alega el padre Marcelino, quien a sus 76 años, cree que aún tiene mucho que darle al Señor. “No te preguntes si eres feliz, pregúntate más bien si son felices los que viven a tu alrededor”.

  • Desde 1991 a 1997 fue elegido como el Viceprovincial de los Capuchinos en Ecuador, donde procuró la animación y formación en Roma de las vocaciones religiosas. Además, fue el promotor de la unificación de las órdenes capuchinas del país.