Abelardo García Calderón | Formar entre el honor y el dinero

Hacer fortuna se volvió objetivo, sin importar cómo hacerlo, cómo lograrlo, a quién se avasallaba
Las familias de las que procedemos las generaciones nacidas en la posguerra tenían muy claro aquello del buen nombre, el honor del apellido y su salvaguarda.
Sin importar clase social o económica, el cuidado de la honra personal, de la autoestima y dignidad, era esencial; de ahí que se acuñó la frase: ‘Pobre pero honrado’. Nunca se rehuyó al trabajo, y la licitud del dinero fue primordial.
En algún momento se perdió pista: el sentido de inmediatez, el reemplazar el triunfo por el éxito y el medir este en dinero, extraviaron a muchos jóvenes y eclipsaron a todos. Hacer fortuna se volvió objetivo, sin importar cómo hacerlo, cómo lograrlo, a quién se avasallaba o qué pecado o ilegalidad se cometía.
Ser rico se volvió meta. Y así se sacrificó honor, apellidos, las familias, pues, sin medir consecuencias ulteriores, se avanzó por caminos velados y prohibidos.
Sin mirar atrás, se sacrificó todo ante el nuevo dios que nos hacía exitosos y hasta envidiados por muchos.
Pero ¡cuidado!, esos jóvenes fueron niños, fueron hijos, que pudieron haber actuado de manera distinta si hubiésemos sabido marcar claramente los objetivos y las metas.
Introdujimos en ellos la voracidad por el dólar; se lanzaron tras él, y, sin importar cómo, lo obtuvieron.
Es tiempo, padres de hoy, observando el destino de aquellos, de que reflexionemos y volvamos a poner en la mente de nuestros hijos el valor de la respetabilidad, del buen nombre, del honor y el orgullo bien entendido. Sin satanizar el dinero al ser válida recompensa del trabajo, debemos orientarlos para su conquista, su buen uso y su conservación. Enseñarles que este es bueno cuando llega como consecuencia del esfuerzo y el trabajo honrado, y cuando se usa para el bien, intentando así que no se pisoteen apellidos ni se deshonren a familias, por humildes o aristocráticas que sean.
Abramos para las nuevas generaciones el camino del honor, del orgullo que da el alzarse sobre sí mismo haciendo lo debido, construyendo y llevando una vida en dignidad, pues ya se oye entre los jóvenes al escoger carrera, la triste pregunta: ¿en cuál se gana más?