Javier Tebas Miguel Ángel Loor
Tebas (i), presidente de LaLiga española, junto a Loor durante la inauguración de la LigaPro, en 2018.Archivo

Tebas y Loor, el espejo del fútbol moderno: control, dinero y desprecio por la prensa

Análisis de Esteban Ávila | El presidente de LaLiga española y la LigaPro miran al periodismo como estorbo

El presidente de LaLiga española, Javier Tesbas, es el modelo del dirigente de la actualidad. Representa la autoridad y la bacanería que todo aquel que quiera hacer historia en el fútbol debe imponer, así como la insaciable voluntad de exprimirle hasta el último centavo a la llamada “industria” del fútbol.

Su prepotencia le hace decir cosas como que “en Google no encuentras cocaína, pero sí fútbol gratis”, una grave e insensible trivialización de un problema de salud pública, en nombre de defender el poder del dinero de los derechos audiovisuales. Y es que ha sido furioso con aquellos que cuestionan su accionar. Tuvo en la mira a futbolistas, dirigentes del peso de Florentino Pérez, periodistas y medios. Todos tratados sin concesiones y expuestos ante la polémica.

No sorprendió que la dirigencia deportiva ecuatoriana haya acudido en masa a Madrid, allá por abril de 2018. Una caravana de presidentes de clubes locales, con la infaltable compañía periodística, desfiló frente al trono de Tebas en un besamanos al más puro estilo colonial.

Directivos de la metrópoli y las provincias besaron el anillo del Sumo Pontífice del fútbol moderno, le dejaron la camiseta de su respectivo equipo, se tomaron una foto juntos y no ahorraron palabras de admiración. Ese modelo, el de la LaLiga, era el que querían replicar, incluso en los más mínimos detalles.

Para entonces, Miguel Ángel Loor ya se perfilaba para ser el presidente de la Liga Pro, ese organismo nacido a marchas forzadas para ser el ente rector del profesionalismo ecuatoriano, casi que una salida extrema para poder cobrar los derechos de televisión que, por esa época, pagaba generoso Goltv.

Una réplica del ‘modelo’

Una breve revisión de las cuentas de X de Loor y Tebas, de sus discursos y tonos ahí expuestos, deja a la vista similitudes claras en cuanto a su manejo directivo y percepción de la actualidad del deporte.

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Dentro de esas percepciones, Tebas y Loor tienen una marcada coincidencia sobre cómo manejar su comunicación personal, el papel del periodismo y cómo esta actividad debe acomodarse para servir a los objetivos institucionales. Por ejemplo, la semana pasada, los jugadores de los clubes de LaLiga española tomaron posición contra el proyecto de llevar el partido de temporada regular entre Villarreal y Barcelona a Miami. Su protesta fue silenciosa e impactante: tras el pitazo inicial, se quedaron inmóviles durante treinta segundos.

Los medios oficiales que transmitían los partidos en la televisión se hicieron los desentendidos ante la postura de los actores del espectáculo y, en una actitud bochornosa, silenciaron lo que pasaba en la cancha con tomas aéreas de los estadios y la lectura de un imprevisto “compromiso por la paz”, un texto lleno de frases random y buena onda. Solamente la radio, junto a los medios digitales y gráficos, llevaron el testimonio de lo que sucedía en las canchas.

La evidente censura corporativa de LaLiga de Tebas fue criticada a escala mundial y Loor no tardó en dejar su opinión, obviamente marcando una línea afín al directivo europeo.

El domingo 19 de octubre, en su cuenta de X, expuso textualmente: “No. Si ud. es periodista y no tiene vínculo COMERCIAL con LaLiga y/o sus clubes puede decir lo que le venga en gana. El tema es cuando COBRAS, indirectamente, del producto de LaLiga y/o sus clubes. Ahí es cuando quien paga prefiere NO pagarle a quien te afecta el producto sobre el que se genera el dinero para pagarle al periodista…”.

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De frente: Loor cree que el comunicador que transmite partidos solo puede ejercer en plenitud su oficio -ver y contar lo que está sucediendo-; si no trabaja en las señales oficiales, y que quienes prestan sus servicios ahí, deben callar todo aquello que “afecte al producto” por una cuestión de fidelidad a quien le paga.

Tal visión distorsionada inflige un daño severo al periodismo y minimiza su papel. Lo equipara con las relaciones públicas o el mercadeo, disciplinas tan respetables como incompatibles con la actividad de comunicar en los medios. Esta toma de posición pública del presidente de Liga Pro, como otras que tan frecuentemente expone, deja en claro que el poder no quiere medios ni periodistas que ejerzan como tales, sino influencers que repitan sin cuestionar visiones oficialistas, edulcoradas e idealizadas de un producto cuyas connotaciones sociales, económicas y políticas son conflictivas. Tebas, desde sus oficinas en la calle Torrelaguna de Madrid, sonreirá satisfecho al saber que en Samborondón tiene al más aprovechado de sus alumnos.

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