Miguel Bravo Ecuador Sub-20
El seleccionador de la Tri Sub-20, Miguel Bravo, cumple también un sueño personal en este Mundial 2023Archivo

Miguel Bravo: “Todos tenemos la ilusión de avanzar, no se puede fallar”

El seleccionador de la sub-20 tricolor pensaba ser entrenador desde que tenía 24 años. No logró ir a un mundial Como jugador, ahora sí como DT

Miguel Bravo, director técnico de la selección ecuatoriana sub-20, llega este jueves 1 de junio al partido de octavos del Mundial de Argentina ante Corea del Sur no solo para cumplir un trámite más, sino con el sueño de no parar hasta llegar a la final.

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El entrenador, quien fue futbolista pero se retiró joven, habló en exclusiva para EXPRESO sobre la experiencia internacional que están viviendo actualmente, sus aspiraciones y su carrera en el ‘rey de los deportes’.

-¿Valió la pena dejar de jugar fútbol tan joven para ser entrenador?

- Sí, totalmente. Los últimos años de mi carrera me estaba costando tener regularidad, jugaba poco. No había sido un futbolista rápido y con el pasar de los años eso terminó pesando. Claro que podía haber jugado muchos años más, pero a los 30 ya me había graduado de entrenador, me apasionaba ser DT y se dio. Fue una decisión rápida, no lo planifique, pero todo ha salido bien.

- Muchos pueden pensar que a los 30 se es demasiado joven para ser entrenador.

- Cuando tenía 24 me di cuenta de que quería eso. Comencé a anotar todo lo que me decían los DT y sabía que ese era mi futuro. Luego me inscribí en Argentina en el curso y me gradué muy joven. Posteriormente se dio la oportunidad de trabajar en Liga de Quito, en la sub-18 y reservas. Fue bueno el comienzo, estuve tres años. Luego fui al América en la Serie B, Chacarita de Pelileo e Independiente Jr.

- ¿El 27 de febrero de 2023 marcó su vida?

- Sí. Asumí un gran reto: dirigir a la sub-20. Estoy agradecido con la FEF por la confianza depositada en mí. Toda la vida soñé con estar en un Mundial. Como jugador no lo conseguí, pero aquí estamos como entrenador. Desde que me lo propusieron me fijé hacer un gran Mundial, después vi el cómo y comencé a ver muchos videos de la selección y sus rivales. Quería venir a hacer cosas grandes. Las expectativas son altas.

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- ¿Sabía en lo que se metía?

- Es algo grande, con mucha responsabilidad, por la presión que se tiene. Es un privilegio estar al frente, pero hay presión; sin embargo la hemos sabido manejar.

- ¿Qué opina su familia?

- Se emocionan y sufren. Les tocó la derrota ante Estados Unidos, luego lo de Fiyi. Ellos siempre están, en las buenas y en las malas. Lo lindo es que con la selección nacional las emociones aumentan más que cuando se está en un club.

- ¿Quiénes conforman su barra personalizada?

- Mi padres siempre estuvieron; ahora mi esposa Nadia y mis hijos Samuel y Alyssa son mi apoyo. Cuando se me critica como entrenador ellos sufren, pero ya entendieron que no hablan de Miguel Bravo, sino del cargo que tengo.

- Corea del Sur será el rival de octavos, su partido número 4. Aún hay un camino por recorrer hasta llegar a la final.

- Corea es un rival muy táctico, pero tenemos la ilusión de avanzar. El sueño es hacer historia. No se puede fallar.

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- ¿Está consciente de que con el pasar de los años, cuando se hable del 9-0 de Ecuador ante Fiyi, resaltará su nombre como DT de una selección súper goleadora?

- Para mí fue un momento especial. El marcador fue abultado y la gente lo ve así, pero hay detalles que se me quedaron grabados para siempre, como el momento en que me tocó cantar el Himno Nacional en este Mundial, me emocioné mucho. Dije que estaba cumpliendo un sueño, pero quiero hacerlo de largo.

- A manera de confesión, si usted manda en la cancha, ¿en su casa también lo hace? ¿O su esposa es la DT del hogar?

- (Suelta una carcajada) ¡Mi esposa!, eso no se pregunta. Ella es quien ordena, yo creo que soy ‘mandarina’, o mejor dicho sí soy. Ella se encarga desde la decoración, el cuidado de los bebés y siempre ve el bien de todos. Ser ‘mandarina’ es como saber jugar en los caminos de la vida. Y es que hay que asumir las cosas como son (sonríe). Uno debe de saber dónde se puede aportar más y mi esposa es buena en eso, y cuando se está en la casa hay que ayudar.