
El BMX freestyle crece y sus deportistas buscan más respaldo
La pista del parque de Turubamba, al sur de Quito, se ha vuelto un semillero para jóvenes que vuelan alto con sus piruetas
Una bicicleta corta el aire y, por un instante, todo se detiene. Una pirueta que parece imposible arranca miradas de sorpresa y, desde la vereda, un joven que sólo observa suelta un “¡qué bacán!”. Es la admiración que genera el BMX freestyle en la pista del Parque de Turubamba, al sur de Quito. Allí, Zaid Zambrano y Jorge Sotelo sueñan con ser profesionales, mientras ya brillan entre los mejores del país en esta disciplina que busca popularizarse.
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En el espacio funcionó la matriz del Registro Civil hasta 2013, para luego quedar en abandono por nueve años, antes de convertirse en un parque en 2022. Entonces surgió la posibilidad de que se cree una pista de BMX en la modalidad freestyle y, en eso, fue clave Marco Calderón, uno de los precursores en esta modalidad. Él, en realidad, encarna gran parte del desarrollo de este deporte en Quito.
Marco aprendió en su juventud, con videos, imitando y probando. Junto a algunos amigos, aprovechaba barandas, escaleras o cualquier estructura que le permitiera poner a prueba su bicicleta, que, claro, tampoco era una especializada para freestyle. Pero él se acomodaba y, con el tiempo, no sólo perfeccionó la técnica, sino que también contagió su pasión a todo el que se anime a desafiar el miedo y lanzarse a la pista.

Marco recuerda que, junto a un grupo de amigos, dieron forma a la primera pista en la zona: “Vimos dos lomas de tierra en la parte alta de Turubamba, detrás de una ladrillera, en un terreno quien sabe de quién, y con palas empezamos a adecuarlo. Ahí hacíamos los primeros saltos. Más tarde también desarmamos la pista de bicicross de Solanda y, contratando un tractor, nos hicimos unos ‘dirt jumps’ (montículos de tierra tipo rampa).
La nueva generación ha contado ya con mejores espacios. Hace poco más de un año las bicis y los saltos se tomaron el parque de Turubamba gracias a la escuela de BMX freestyle de la Prefectura de Pichincha. Las clases, totalmente gratuitas, las dirige Marco, quien, a la par, no ha parado de hacer gestiones para conseguir más respaldo a su modalidad.
En el ámbito privado organiza competencias desde el 2003, sin embargo apenas hace dos años el freestyle entró en el calendario oficial de la Federación Ecuatoriana de Ciclismo. Antes, no habían sido tomados en serio por los dirigentes del organismo.

De los campeonatos oficiales han surgido grandes talentos como Zaid Zambrano, de 18 años, y Jorge Sotelo, de 17. Ambos son primos y conviven con este deporte desde pequeños. “Prácticamente yo nací con la bicicleta porque mi papá practicaba BMX freestyle, pero de pequeño yo no sabía hacer los trucos. Ahora sí y ya llevo tres años, me gusta esto, me apasiona”, detalla Jorge.
Falta de apoyo
Ambos ciclistas se consagraron con podios en el último torneo nacional y, con ello, habían obtenido el cupo al Campeonato Sudamericano en Armenia, Colombia. Lastimosamente, a pesar de las gestiones de Marco para encontrar un auspicio, no pudieron contar con el presupuesto necesario y se perdieron la que, deseaban, sea su primera competencia internacional.
La frustración fue inevitable, pero para Zaid y Jorge el BMX ya no es un hobby para pasar el rato: es parte de quiénes son. Cada caída, cada giro, cada despegue del suelo les recuerda por qué vuelven al parque todos los días.
Ahora el reto es subir de nivel y que el apoyo llegué para debutar fuera de Ecuador. “Espero que el otro año sí lo logremos”, dice Marco, que después de tantos años de lucha, no sabe bajar los brazos.
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