Deportes

Daniel corre la ruta trazada por Maribel

La madre del paratleta que nació con discapacidad visual fue su primera maestra ante la falta de instituciones que le brinden una ayuda integral 

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Maribel Calle (c) junto a sus dos hijos, Daniel Simbaña (i), paratleta con discapacidad visual, y Andrés Simbaña, quien además de hermano es guía del deportista en las competencias.Karina Defas

Si las puertas se cerraban, Maribel Calle las abría y le mostraba el camino al paratleta Daniel Simbaña, quien tiene discapacidad visual de nacimiento al ser prematuro y tener un diagnóstico de retinopatía. La madre del deportista, que actualmente tiene 19 años, realizó todo el proceso para darle las herramientas necesarias a su hijo y que este pueda cumplir las funciones básicas de toda persona en la sociedad, mucho antes de que represente al país como corredor.

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Pero la ruta no era fácil, y lejos de debilitarla, eso la llenó de fuerzas para proveerle a Daniel de aquellas cosas que el Estado le daba a cuentagotas, pese a su imposibilidad total de ver.

Ella cuenta que había una institución que le ayudaba con lo básico, como tomar el bastón y lavarse las manos, pero su urgencia, primero que nada, era que su vástago “aprenda a leer y escribir”. Así es como ella, con una cartilla facilitaba por una fundación, aprendió la lectura braille para enseñársela a su hijo, esto desde que tenía tres años, que ingresó al prekínder, algo que no fue sencillo porque en más de un plantel educativo le respondieron que “no sabían enseñarle” a un niño con discapacidad.

“Yo hacía las adaptaciones, cogía los libros para mi hijo y así empecé a escribir braille, me enseñaron el abecedario en una cartilla y según eso juntaba las palabras, así fue el proceso que hacía con mucho cariño por él”, cuenta Maribel.

Pero no solamente tuvo que enseñarle la escritura y lectura braille, sino también a diferenciar las ilustraciones en los libros. “Le hacía en alto relieve y si tenía que rellenar una ovejita, compraba lana o algodón, de esta forma hacía las adaptaciones y pegaba en el libro para que él las identifique”, relata sobre la formación académica del deportista, quien según cuenta su mamá, desde los cinco años ya sabía leer y escribir y lo hizo en una institución para personas sin ningún tipo de discapacidad, por lo que ella se desvelaba preparándole el material para cada clase, pero siempre con la mayor felicidad.

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El paratleta ecuatoriano cumple exigentes jornadas de entrenamientos junto a su hermano con la meta de representar al país en los Paralímpicos de París 2024.Karina Defas

Para Maribel es imposible recordar también que la parte económica se vuelve compleja al tener un hijo con discapacidad, pues en algunos planteles, por su condición, la pensión tenía un costo más alto que para los demás estudiantes, algo que por decirlo menos le genera extrañeza.

Pero, además de la parte académica, a la orgullosa madre le interesaba que Daniel realice diversas actividades deportivas y por eso lo inscribió en clases de fútbol, natación y atletismo, siempre con su hermano gemelo Andrés, otro pilar en este proceso. Mientras Maribel estaba en el trabajo, él lo acompañaba a realizar diversas actividades para desenvolverse en la calle, tal como lo hace hasta ahora.

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“No puedo mandarlo solo a la calle a Daniel, nunca será lo mismo, porque hay obstáculos, se puede confundir y lastimarse. La sociedad no ayuda mucho a las personas con discapacidad. Los buses no paran, les huyen...”, cuenta con pesar la madre del paratleta, quien insiste en que lo ideal sería que los gobiernos ayuden más a la gente discapacitada.

Luego de los múltiples deportes que practicó Daniel se decantó por el atletismo a a los 14 años, donde un año después su hermano se convirtió en su guía durante las competencias, algo que hace hasta la actualidad en los 800 metros y 1.500 metros que son su especialidad. Es así como cuando unen sus manos con la cuerda, es como si fueran uno solo con el fin de romper marcas. 

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Daniel Simbaña no solo destaca en lo deportivo, también es amante de la música y tiene especial destreza tocando el órgano.Karina Defas

“Se necesita de mucha coordinación y práctica. Es como un espejo, si uno está descoordinado es difícil, se pierden segundos, y no se mejora”, manifiesta Daniel, quien solo tiene palabras de admiración y agradecimiento para Maribel y todo lo que ha hecho por él. “Gracias a todo lo que ella me ha enseñado he podido avanzar mucho y tener conocimientos, recordando todo lo que pasé en la infancia, me siento bien y feliz, porque a veces los padres no se dedican a sus hijos. A las personas con discapacidad a la mayoría los tienen encerrados, con mi madre no fue así, luchó por sacarme adelante”, revela el deportista, quien también es amante de la música y se desenvuelve muy bien tocando la batería y el órgano.

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Maribel está más que orgullosa de lo que ha alcanzado Daniel en todos los ámbitos y el deportivo no es la excepción, mientras contempla las medallas y demás galardones obtenidos, entre los que principalmente constan preseas de oro en Juegos Nacionales Juveniles, Juegos Parapanamericanos Juveniles, Abierto de Cali, sin dejar atrás que representó al país en el Mundial de Suiza. Así es como el paratleta traza sus sueños y busca representar al país en los Juegos Paralímpicos de París 2024 y emular a sus compañeros que brillaron en la gesta celebrada en Tokio. En esta ruta está su madre, pendiente de cada paso de Daniel, quienes juntos ya son campeones del sacrificio, valentía y tenacidad.