
Camila Ortiz cimenta su futuro en el estudio antes de dar el salto al fútbol
Desde la ciudadela El Cóndor, Camila Ortiz entrena todos los días para convertirse en una referente del fútbol femenino
En la vibrante ciudadela El Cóndor, al norte de Guayaquil, reside un talento que ya atrae la atención de los equipos más importantes del fútbol ecuatoriano. Camila Ortiz, una prometedora volante defensiva de tan solo 12 años, ha sido tentada con varias ofertas para sumarse a clubes profesionales, pero su respuesta, firme y sorprendente, ha sido siempre la misma: "Todavía no".
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La joven promesa prioriza una hoja de ruta clara: el entrenamiento exhaustivo y la formación académica son innegociables antes de dar el gran salto al balompié profesional.
“Todavía no he aceptado porque quiero seguir estudiando y entrenar más para seguir mejorando. Siento que primero debo prepararme mejor para llegar a los equipos más grandes”, afirma Camila, mostrando una madurez poco común para su edad.

Una pasión inculcada en casa
El amor por el fútbol le llegó a Camila por herencia familiar. Su padre, Édgar Ortiz, y su hermano David, quienes participaron en torneos semiprofesionales, fueron sus primeros maestros y mentores.
“Mi papá me contagió esta pasión por el fútbol. Siempre conversamos del tema y vemos partidos juntos. Él me inculcó este gusto por el fútbol, y ya llevo 10 años practicando. Es lindo compartir esta pasión con mi papá”, cuenta con una sonrisa que irradia felicidad.
Aunque su madre, Narcisa, no es aficionada al deporte, su respaldo es el pilar emocional de la joven futbolista.
"Ella me dice que no me rinda, que no tema a los obstáculos y que luche con todo por mi sueño. Mis papás siempre van a mis partidos y gritan como locos cuando me apoyan”, destaca Camila.
Del aula al campo de juego: su rutina de campeona
La rutina de Camila es un ejemplo de disciplina. Estudia en las mañanas y, por las tardes, se dedica a forjar su talento.
De 15:00 a 17:00, entrena rigurosamente en la escuela de fútbol Enrique Saltos, en una cancha de tierra de su propia ciudadela. La jugadora no se conforma y complementa su formación en casa.
“Quiero cumplir mi sueño, por eso soy aplicada en mis estudios y nunca falto a los entrenamientos. Aparte, en casa entreno con mi papá o mi hermano para seguir mejorando”, recalca, evidenciando su compromiso total con el proceso.
La meta clara: Emelec y la selección de Ecuador
Jugando como una sólida volante defensiva, Camila tiene el panorama de su futuro profesional bien definido. Su máximo anhelo es vestir las camisetas que le roban el corazón: la de la selección de Ecuador y la del club de sus amores, Emelec.
“Mi corazón salta de alegría cuando juego, no puedo vivir sin el fútbol. Mi sueño es llegar a la Selección y jugar en Emelec”, confiesa emocionada.
Por ahora, Camila Ortiz elige el camino de la paciencia y el esfuerzo constante. Su convicción es clara: la preparación integral es la llave que, sin prisa, pero con paso firme, la convertirá en la futbolista profesional que sueña ser.
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