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Titán. Las seis imágenes infrarrojas de Titán, la luna más grande de Saturno.EFE

Titán, la luna de Saturno no tendría océano

Es el único mundo, aparte de la Tierra, del que se tiene conocimiento que tenga líquido en su superficie

Una nueva mirada a datos de hace más de una década ha indicado que Titán, la luna más grande de Saturno, podría no contar con un vasto océano bajo su superficie helada, como se creía hasta ahora.

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Los datos de la misión Cassini de la NASA, que comenzó en 1997 y duró casi 20 años, hicieron sospechar a los investigadores la posibilidad de que Titán albergarse bajo su capa de hielo una gran masa de agua líquida, pero cuando modelaron la luna con el océano, los resultados no coincidían con las propiedades físicas propias de esos ecosistemas.

“En lugar de un océano abierto, como el que tenemos en la Tierra, probablemente nos encontremos ante algo más parecido al hielo marino del Ártico o a los acuíferos, lo que tendría implicaciones para el tipo de vida que podríamos llegar a encontrar”, señala Baptiste Journaux, investigador espacial de la Universidad estadounidense de Washington.

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Journaux es uno de los autores del artículo recogido en Nature, revelando las últimas conclusiones sobre Titán.

La misión Cassini produjo gran cantidad de datos sobre Saturno y sus 274 lunas

La misión Cassini produjo gran cantidad de datos sobre Saturno y sus 274 lunas. Titan, envuelta en una atmósfera neblinosa, es el único mundo, aparte de la Tierra, del que se tiene conocimiento que tenga líquido en su superficie. Su temperatura rondaría los -182 grados centígrados, por lo que se trataría de una superficie helada.

Mientras Titán orbitaba de forma elíptica alrededor de Saturno, los investigadores observaron que la luna se estiraba y se aplastaba dependiendo de su posición con respecto al planeta, por lo que, en 2008, propusieron que la luna debía poseer un enorme océano bajo la superficie para permitir una deformación tan significativa.

“El grado de deformación depende de la estructura interior de Titán. Un océano profundo permitiría que la corteza se flexionara más bajo la atracción gravitatoria de Saturno. Si Titán estuviera completamente congelado, no se deformaría tanto”, apunta Journaux.

“La deformación que detectamos durante el análisis inicial de los datos de la misión Cassini podría haber sido compatible con un gran océano bajo la superficie. Ahora sabemos que no es del todo así”, añade.

En el nuevo estudio, los investigadores introducen un nuevo nivel de sutileza: el tiempo. El cambio de forma de Titán se retrasa unas 15 horas con respecto al pico de la atracción gravitatoria de Saturno. Al igual que una cuchara que remueve miel, haría falta más energía para mover una sustancia espesa y viscosa que para el agua líquida.

La medición de ese retraso reveló a los científicos cuánta energía se necesita para cambiar la forma de Titán, lo que les llevó a concluir que su interior es viscoso no líquido. “Fue la prueba irrefutable que indicaba que el interior de Titán es diferente de lo que se deducía de análisis anteriores”, afirma otro de los autores, Flavio Petricca, investigador de NASA.

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