
Las rondas de bonificación llevan a los slots a una era inspirada en videojuegos
Las nuevas mecánicas transforman juegos virtuales con mininiveles, decisiones y experiencias inspiradas en diseño moderno
Los slots —juegos digitales basados en rodillos que giran y muestran combinaciones aleatorias— han evolucionado enormemente. Lo que hace un siglo comenzó como un mecanismo simple de tres rodillos metálicos hoy es un sistema digital sofisticado, con gráficos cinematográficos y narrativas elaboradas.
Sin embargo, la mayor innovación no fue visual, sino la incorporación de las rondas de bonificación. Esta característica, que en sus inicios era poco común, se convirtió en el núcleo de los juegos actuales: un “juego dentro del juego” que introduce clímax, interacción y una pausa estratégica en la experiencia.
Esta evolución surge de la unión entre la tecnología del entretenimiento digital y el diseño de videojuegos. Los desarrolladores concluyeron que, para atraer al jugador moderno, el giro continuo debía interrumpirse con eventos especiales que transformen temporalmente la dinámica principal.
La revolución de los giros gratis
La primera gran innovación en las rondas de bonificación de los slots fueron los giros gratis. Aunque hoy parecen habituales, en su momento fueron revolucionarios: al obtener combinaciones específicas —generalmente tres o más scatters—, el juego se detenía para activar una ronda especial en la que los jugadores no pagaban por cada giro, pero sí acumulaban ganancias.
Para volverlos aún más atractivos, muchos juegos incorporaron multiplicadores que aumentaban el potencial de recompensa. Por primera vez, existía un objetivo secundario explícito: alcanzar la ronda de bonificación, no solo conseguir una línea ganadora durante el juego base.
La interacción con pick and click
La siguiente etapa introdujo la mecánica de pick and click. En lugar de solo observar los giros gratis, el jugador pasaba a una pantalla distinta donde debía tomar decisiones: elegir cofres, puertas o símbolos para revelar recompensas, multiplicadores o el cierre de la ronda.
Aunque el resultado sigue siendo determinado por algoritmos de aleatoriedad (RNG), esta mecánica genera la ilusión de control. La sensación de agencia hace que la experiencia sea más personal y participativa.
El éxito de esta mecánica reforzó una teoría que los desarrolladores ya sospechaban: incluso entendiendo que todo depende del azar, los jugadores desean interactuar tanto como sea posible.
La era contemporánea: la bonificación como relato
Hoy, los juegos se encuentran en una tercera etapa: rondas de bonificación convertidas en minijuegos complejos, con niveles, mapas e historias. Los desarrolladores incorporan mecánicas que van más allá de elegir un cofre.
Cuando se activa la bonificación, la dinámica cambia por completo: el jugador puede controlar personajes que avanzan por un escenario, resolver acertijos para desbloquear cámaras o participar en pequeñas secuencias de combate por turnos que influyen en la siguiente fase del juego.
Además, muchas bonificaciones son acumulativas. El jugador debe reunir símbolos específicos en el juego base para “llenar una barra” que activa una ronda superior. Esto genera una sensación de progreso, metas y logros, lo que cambia la percepción del tiempo invertido.
La meta del diseño: romper la rutina y crear un clímax
El objetivo de los desarrolladores es romper la rutina del giro constante sin afectar la inmersión. La música y los gráficos cumplen un rol clave: mantienen al jugador dentro de la experiencia mientras la historia y la interacción aumentan la intensidad del momento.
Esta estructura genera un ritmo psicológico muy eficaz, como sucede en algunos de los mejores videojuegos a los que los jugadores más jóvenes están acostumbrados, en donde momentos de repetición (el juego base) recompensados por un evento emocionante y de alto impacto (la bonificación).
La inversión tecnológica para crear estas experiencias ha sido significativa. En muchos slots actuales, la emoción de “desbloquear lo siguiente” puede llegar a ser más relevante que la posibilidad de obtener una gran recompensa.
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