
Quito Fashion Week: el diseño latino brilló en la pasarela
Conversamos con los diseñadores invitados para ver cómo sus propuestas dialogan con la estética y la identidad de la región.
Quito Fashion Week 2025 cerró su segunda edición consolidando a la capital como un punto estratégico en la moda regional. Durante una semana, del 27 de noviembre al 3 de diciembre, la capital se llenó de desfiles, personajes clave de la industria y mucha conversación sobre la moda latina. Desde SEMANA pusimos la mirada en los diseñadores extranjeros para observar cómo sus propuestas dialogan con la estética de nuestro país: el amor por lo artesanal, la fuerza de la mujer latina y ese estilo que mezcla sensualidad, raíz y personalidad.
El colombiano Jorge Duque fue pura energía en pasarela. Sus piezas, súper trabajadas y con esa vibra futurista que lo caracteriza, mostraron una mujer poderosa, sin miedo al volumen ni a los detalles que se hacen con tiempo, técnica y oficio. Luego llegó el turno del mexicano Alfredo Martínez, siempre impecable. Sus siluetas limpias, de líneas firmes y elegantes, mostraron una feminidad moderna y segura, perfecta para quien quiere verse sofisticada sin renunciar a un toque de actitud.
Y desde Guatemala apareció Desirée García, una de las estrellas más fuertes del Fashion Week de su país, que en Quito terminó de confirmar por qué está en ascenso. Su colección, muy artesanal, demostró que Centroamérica también está marcando la pauta.
Aunque la moda ecuatoriana brilló con fuerza, ver a estos tres diseñadores en la misma plataforma permitió encontrar puntos en común y dar esa sensación de que algo grande está pasando: la moda latina se está mirando, conversando y potenciando como nunca.
Talento latinoamericano
El diseñador mexicano, Alfredo Martínez, defiende una identidad latinoamericana que no siempre pasa por lo folclórico. “Muchos dicen que no ven a México porque no están los bordados o los tonos tradicionales, pero mis siluetas son lo más latino que puede haber”. Su colección une volúmenes esculturales con prendas simples que “pueden aterrizarse con algo del clóset”, además de flecos y bordados en rafia creados desde cero por su equipo.
“Esta colección es lo que he venido haciendo durante años: inspirarme en la fortaleza de la mujer, en sus virtudes y en todo lo que la hace plena e independiente”. El nombre hace referencia a la película “Possession” (1986) que, además, fue una chispa adicional para explorar esa dualidad emocional, ese instante en que una mujer reconoce su poder. Ese imaginario se mezcla con su visión de la femme fatale contemporánea, una mujer que se descubre a sí misma desde el amor propio y la fuerza interior.

La colección de Jorge Duque nació de una pregunta: ¿cómo se forman y se deforman las realidades latinoamericanas? Para responderla, el diseñador colombiano miró hacia atrás. “Yo vengo de un Medellín de finales de los ochenta y noventa. Del mundo del blanco y negro”, dijo, y es una metáfora que se convierte en la estética de estos diseños.
Para él, la identidad no está solo en lo ancestral. Por eso su colección, de 30 looks, se presenta como “Gabinete de curiosidades latinas” que revela desde moda urbana, sincretismo religioso hasta legado artesanal.
Eso refleja su visión: una moda que abrace el orgullo local y cruce fronteras. “Si somos identitarios, podemos estar en cualquier parte”, afirma sobre el diseño de la región. Su colección presentada en Quito, es precisamente eso: identidad hecha forma, sin miedo a la complejidad latinoamericana.

La guatemalteca, Desirée García, ´presentó 'Transición', donde destaca texturas que van del crudo al negro, pasando por crochet artesanal hasta llegar a piezas impresas en 3D que simulan tejido manual, dejando ver su búsqueda constante por tender puentes entre lo ancestral y la innovación material.
Su proceso incluye recolectar retazos textiles, teñir hilos artesanales y trabajar con los artesanos de Santiago Titlán para rescatar el telar de pedal, una técnica que ya no se practica mucho en Guatemala.
En la pasarela presentó 12 looks que van desde vestidos y sastrería hasta transiciones escultóricas de crochet y 3D, reafirmando que la moda latinoamericana se fortalece cuando abraza su raíz y la reinventa sin miedo.

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