Envejecimiento
El ejercicio es clave para que el proceso de envejecimiento avance de manera más lenta.EFE

Es posible ralentizar la pérdida de altura que traen los años

La degeneración de los discos intervertebrales, la osteoporosis y un menor tono muscular quitan centímetros.  Ejercitarse ayuda

Perder altura física es uno de los cambios que se experimentan a medida que se cumplen años y llega un momento en que nos preguntamos qué ha pasado con esos centímetros de antes. Y aunque aquella estatura juvenil no se pueda recuperar, sí podemos ralentizar el proceso.

El doctor Daniel Bores García, profesor del departamento de Fisioterapia, Terapia Ocupacional, Rehabilitación y Medicina Física de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) de Madrid, explica que esta reducción paulatina de altura la causan varios factores.

“Perdemos altura por tres razones fundamentales, en primer lugar, por la paulatina degeneración y deshidratación de los discos intervertebrales que van reduciéndola; en segundo lugar, por la osteoporosis que incide negativamente en la calidad y densidad de los huesos, y, en tercer lugar, porque se va perdiendo tono muscular que provoca que nuestro cuerpo, a media que pasan los años, pierda capacidad muscular de erección y estos vayan quedando menos erguidos”, indica Bores.

El envejecimiento es inevitable, es parte de la vida, todos los organismos envejecen, se van oxidando, y con el paso del tiempo van perdiendo su capacidad funcional, “pero -continúa Bores- es un proceso que puede atenuarse desde el punto de vista de la nutrición, de los cuidados médicos e higiénicos y, en el caso que a mí me ocupa como especialista en Actividad Física y Deporte, a través del ejercicio físico”.

Imagen de archivo.

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Para el profesional, a través de la actividad física general y el ejercicio físico específico, es decir una actividad programada, orientada hacia un fin determinado y realizado de forma regular, se podría fortalecer la musculatura, las articulaciones y los huesos, de tal forma que se retardaría el proceso de degeneración ósea y el proceso de pérdida de masa y tono musculares.

“Desde el punto de vista de la salud, incluso estético, una pérdida del tono, sobre todo en la musculatura posterior del cuerpo, es decir, en la musculatura de la espalda, de la cadera, de los glúteos es lo que impide que podamos llevar una postura erguida, pero no solo por la pérdida de tono muscular sino, por ejemplo, debido a hábitos posturales como pasar mucho tiempo sentado delante del ordenador”, señala.

El especialista subraya que una posición habitualmente encorvada va a ir aumentando el tono muscular de la parte anterior de nuestro cuerpo y disminuyendo el tono muscular de la posterior, así “se va creando una postura llamada ‘cifosis’, que es la que hace que llevemos los hombros hacia delante y se provoque esta especie de bulto que en algunos casos tiene un componente óseo y articular, pero que se puede corregir aumentando el tono muscular en la parte posterior de la espalda, la movilidad articular de los hombros y de la espalda en general”.

La percepción corporal y la forma en cómo vive, experimenta, se ve y se siente corporalmente una persona depende de cada una, hay quienes tienen problemas con su imagen corporal, por ejemplo, aquellas con trastornos alimenticios como la anorexia o la bulimia. Son personas que tienen una vivencia muy intensa de su aspecto físico, incluso distorsionada.

Pero Bores incide en que “otra cosa son las personas que saben que tienen un tono postural mucho menos depurado que cuando eran jóvenes, comparándose, por ejemplo, con sus hijos, nietos u otras personas de menor edad y que observan cómo están perdiendo movilidad, capacidad de andar como lo hacían antes y pueden llegar a frustrarse hasta tener implicaciones psicológicas”.

De entre las reacciones que se pueden tener ante esta situación “quizás la más importante sea la de tirar la toalla, porque esa persona piensa que son cosas de la edad y esta es inexorable; siente que no puede hacer nada en contra y se dice: ‘cada vez me cuido menos porque para qué hacerlo si esto va en declive’”.

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“Ese es el momento de no retorno, en el que una persona comienza a vivir una vida totalmente sedentaria porque piensa que este deterioro es imposible de frenar, pero ese es un círculo vicioso y cuanto peor esté físicamente menos se moverá y, de esta forma, retroalimentará el proceso”, advierte.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) es bastante clara en sus recomendaciones para toda la población distribuida por edades. Por ejemplo, para personas adultas, la OMS aconseja algún tipo de actividad física aeróbica, que son las que requieren que nuestro corazón lata a un ritmo superior, para poder llevar el oxígeno que nuestro cuerpo necesita. Suelen ser actividades de una duración moderadamente larga, como salir a correr, montar en bici, nadar, caminar rápido.

Bores añade que “este tipo de actividades aumentan nuestras pulsaciones y podemos mantenerlas en el tiempo porque no son tremendamente demandantes. En cuanto a la actividad aeróbica, la OMS recomienda entre 150 y 300 minutos, es decir, entre 2 horas y media y cinco horas semanales, además de una actividad física vigorosa entre 75 y 150 minutos, que se traducen en dos días a la semana, además de ejercicios de fuerza con los que conseguimos aumentar la densidad ósea y prevenir la osteoporosis”.

Bores García especifica que estos ejercicios de fuerza están, sobre todo, indicados en mujeres en la etapa de la menopausia que es el momento en el que hay un mayor impacto en la osteoporosis. “El trabajo de fuerza es un trabajo con cargas que no tiene por qué ser levantar 100 kilos en pesas, puede ser simplemente subir escaleras, montar en bicicleta, todo lo que nos implique mover nuestro propio peso corporal y, para ello, la OMS recomienda dos días por semana para cualquier edad”.

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El especialista en Actividad Física aconseja que se haga un enfoque claro, separando el deporte como actividad física saludable, del deporte espectáculo, “el deporte de elite, que es el que estamos acostumbrados a ver en la televisión. Muchos piensan que el tiempo que los medios de comunicación dedican a la información deportiva es tiempo en el que están concienciando a la población para hacer actividad física, pero nada más lejos de la realidad”.

“Hay personas que justamente son sedentarias por las horas que se pasan delante de la televisión viendo partidos de fútbol. Hay que promocionar el deporte para todos y de salud, por ejemplo, mediante lo que ya están haciendo asociaciones o entidades sin ánimo de lucro, que organizan carreras temáticas como la de la mujer o contra el cáncer, etc., competiciones para recaudar fondos y que animan a la gente a participar”, concluye Daniel Bores García.