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Son muy perfeccionistas, que sufren de estrés, cansancio y frustración al no ver los resultados deseados.Archivo Shutterstock

Evita ser un padre helicóptero

Este ‘sobrevuela’ sobre la vida de sus hijos y cuando detecta un peligro... está allí para su 'rescate'. Conoce más sobre este tipo de progenitor.

Roxana cuenta que durante su infancia, su madre estaba pendiente de ella en todo. Le arreglaba las tareas y al menor tropiezo corría para protegerla o rescatarla. Y así pasó parte de su vida con una sobreprotección dañina. A los 16 años su progenitora falleció, doloroso momento que coincidió con su ingreso a la universidad. No podía ni cruzar las calles sola. Le tocó empezar de cero y valerse por sí misma. Hoy tiene 30 años y reconoce que esa forma equivocada de amar no la repetirá con sus hijos. Para Ediana Marín, magíster en Intervención y Asesoramiento Familiar, “ese deseo de muchas mamás de controlar las llevará (inconscientemente) más que a absorber la identidad del hijo, a suplantarla, porque no le dan la libertad de que él haga lo que le corresponde. El mensaje que le dan es: Tú no puedes solo, si yo te ayudo todo será perfecto”.

¿Cómo son estos padres?

Según la experta, son personas muy perfeccionistas, que sufren de estrés, cansancio y frustración al no ver los resultados deseados. Probablemente hay cosas no resueltas de su pasado. Por ejemplo, tienen temor del futuro o fueron víctimas de la desprotección de sus padres y por eso evitan que la historia se repita.

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¿Cómo son sus hijos?

Temerosos e inseguros de hacer las cosas por sí mismos, con poca tolerancia ante las adversidades, fracasos y frustraciones. Además, les cuesta tomar decisiones y tienden a ser irresponsables, indica Marín. Mientras que la psicóloga Martha Caicedo agrega que son niños muy dependientes de sus padres, quienes les limitan su nivel emocional, personalidad y capacidad intelectual. “Se adueñan de sus problemas, cuando ellos son los que deben buscar las soluciones. Los padres solo deben guiarlos”, enfatiza.

Son necesarios el dolor y el error

El dolor es parte de la vida, no es tan malo como se cree, pues en las adversidades más se crece, dice Marín, quien cita al sociólogo, filósofo y autor Zygmunt Bauman: “La felicidad no es una vida sin problemas, sino aprender a vivir superándolos”. Agrega que cuando un niño resuelve un dilema por sí mismo, se siente feliz y realizado, porque se siente capaz. “No lo prive de esta sana sensación”.

A nivel académico

Si le mandan una tarea al hijo, estos se adueñan del deber y pluralizan (“nos mandaron tarea”). Y si tienen una nota baja a nivel académico o un llamado de atención por comportamiento, pelearán para que les pongan calificación alta. Una situación que puede crear doble personalidad, pues el niño será uno en el plantel y otro con sus padres. Asimismo, es probable que no respete las reglas, destaca Caicedo.

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Los monoparentales

Este tipo de comportamientos se ve más en una familia monoparental, es decir con una madre soltera o padre soltero, así como también en divorciados, pues de esa manera tratan de llenar lo que les hace falta. Y según Caicedo, se da más en la mamá.

No seas sobreprotector

  • Sácate de la cabeza que puedes controlarlo todo. No eres Dios.
  • Apóyalo, pero permite que tu hijo haga las cosas por sí mismo, aunque lo haga mal. De los errores se aprende.
  • No le des todo lo que pida. Un poco de frustración lo prepara para los “no” de la vida.
  • Delega tareas en casa, según la edad.
  • Estar pendiente únicamente de tus hijos puede costarte tu matrimonio y tu salud física o emocional. Saca tiempo para divertirse sin ellos.

Conoce en el siguiente video de El País algunos tipos de padres en los que te puedes convertir. Escucha con mucha atención y haz un autoanálisis, el cual te ayude a cambiar de actitud... en caso de que seas un padre helicóptero.

Si le mandan una tarea al hijo, estos se adueñan del deber y pluralizan (“nos mandaron tarea”). Y si tienen una nota baja a nivel académico o un llamado de atención por comportamiento, pelearán para que les pongan calificación alta.

Martha Caicedo, psicóloga