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La impulsividad, los cambios de humor y la conducta violenta son características de los menores hiperactivos.Archivo Shutterstock

¿Sin límites o hiperactivos?, aprende a diferenciarlos

Si tu hijo se porta mal, no obedece, obtiene malas calificaciones y no para de moverse... no es hiperactivo, quizá solo necesita límites y corrección.

Generalmente se suele confundir ambos casos, pero hay que diferenciarlos, explica la psicóloga educativa Kelly Castelo, quien aclara que la hiperactividad es un trastorno de la conducta, caracterizado por una actividad constante, comportamientos cambiantes y dificultad de atención; mientras que el otro caso solo es resultado del exceso de permisividad y sobreprotección de los padres hacia los hijos. “En la actualidad los padres suelen justificar las actitudes inadecuadas calificándolos de ‘hiperactivos’ y no quieren aceptar su responsabilidad al no saberlos manejar con disciplina y que no tienen control sobre ellos”, precisa la experta. Para tener más claros los perfiles, a continuación les describimos ambos casos.

El hiperactivo:

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- Déficit de atención: No se concentra en los estudios, su rendimiento es bajo. A menudo pierde las cosas.

- Impulsividad: Actúa sin pensar, habla de forma excesiva, tiene dificultad para esperar y respetar su turno (ansioso).

- Hiperkinesia: Excesiva actividad motora (corre, juega, no puede quedarse quieto).

- Cambios bruscos de humor.

- Conflictivo y de conducta violenta.

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La actitud de rebeldía es muy marcada en los niños que carecen de límites por parte de sus padres.Archivo Shutterstock

Al que le faltan límites

- Insatisfacción ante todo (no expresa satisfacción ni gratitud, sino berrinches y rabietas).

- Grosero para responder, de muecas constantes.

- No ayuda en las tareas rutinarias en casa y escuela. No acata órdenes.

- Muestra actitud de rebeldía.

- Lidera de forma negativa (intenta tener el control de la situación con los otros y sus padres). 

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- Egoísta, rebelde y caprichoso.

- Quiere llamar la atención en público. 

Hiperconsecuencias

En los dos casos podríamos tener adolescentes agresivos, impulsivos, faltos de sensibilidad, con baja autoestima, fáciles de manipular (pueden caer en vicios, la prostitución, la homosexualidad, etc.) para permanecer, ser parte de un grupo o para sentirse importantes, revela la psicopedagoga Mónica Pacheco, quien opina que estas conductas se podrían desarrollar en ellos si los padres no saben poner límites a tiempo, en el caso de la pura mala educación; o no les dan una oportuna atención profesional, en el caso del hiperactivo.

La receta

Para el doctor Eduardo Tigua, psiquiatra y psicólogo, un niño sin límites es más fácil de corregir, persuadiéndolo con buena comunicación. El otro no, pues es patológico y necesitará ayuda de un especialista; puede necesitar fármacos, pues no le alcanza la voluntad para controlarse. El primero tiene mejor pronóstico. Hace énfasis en tratar bien al niño, con tolerancia, cariño y amor. “Eso nunca daña a nadie. No se trata de sobreprotegerlo ni de dejarlo hacer lo que quiera, sino negociar con él, no con cosas materiales sino afectivas (que muevan su afecto)”. Debes reconocer cuál de estos casos corresponde a tu hijo y tomar medidas. Así será un adulto saludable.

Consejos para padres de niños con hiperactividad:

- Estructuración del ambiente. Crear normas, rutinas, hábitos, organización, planificación y horarios.

- Externalización de la información. Ubicar en su cuarto carteles, fotos, dibujos, relojes, que le permitan recordar sus tareas.

- Internalización de los procesos. Hacer que piense en voz alta para que recuerde con facilidad. Se debe repetir la instrucción, que él realice autoinstrucciones, las cuales consisten en ayudar a su hijo para que cuando esté ante un problema tenga la capacidad de pararse y pensar antes de actuar y no tome decisiones precipitadas: Me paro, observo, pienso, decido, actúo y evalúo.

- Que un experto en la salud mental lo trate.

Niños con falta de límites:

- Establecer reglas claras, que deben cumplirse.

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- Si impone un castigo, debe cumplirse y los padres deben estar de acuerdo, sobre todo delante del hijo.

- Crear hábitos y horarios para que cumpla tareas rutinarias como sacar la basura, poner la mesa, etc.

- Dialogar con amor y firmeza, sobre todo hablar con claridad cuando se trata de llevarlo a la reflexión.

En la actualidad los padres suelen justificar las actitudes inadecuadas calificándolos de ‘hiperactivos’ y no quieren aceptar su responsabilidad al no saberlos manejar con disciplina y que no tienen control sobre ellos.

Kelly Castelo, psicóloga educativa.