Fausto Ortiz | Un nuevo termómetro económico: el IMAEc

Este comportamiento sugiere un retorno a la calma tras el proceso electoral de abril
La semana pasada, el gerente general del Banco Central del Ecuador (BCE) compartió cuatro estadísticas clave sobre el desempeño económico del país en el primer semestre de 2025: crecimiento del PIB, exportaciones no petroleras, importaciones y balanza comercial. Las tres últimas ya están disponibles en la web institucional, mientras que las cifras de crecimiento se publicarán oficialmente el 15 de octubre.
Adelantó que “la economía nacional reportó un crecimiento acumulado de 3,9 % a junio de 2025, y un crecimiento interanual de 2,8 % en junio del presente año (cifras preliminares)”. Este dato no forma parte de las tradicionales Cuentas Nacionales trimestrales, sino que seguramente proviene de un nuevo reporte denominado Indicador Mensual de Actividad Económica del Ecuador (IMAEc) que ha utilizado en otras presentaciones públicas, aún no disponible en línea, pero que se espera se comparta periódicamente.
La principal ventaja del IMAEc es su frecuencia: permitirá conocer el pulso económico mes a mes, sin esperar al cierre de cada trimestre. Según este indicador, junio habría crecido 2,8 % interanual, es decir, respecto a junio de 2024. Al juntar junio con los datos de abril (7,3 %) y mayo (2 %), se obtiene un promedio superior al 4 % para el segundo trimestre. Dado que el crecimiento oficial para el primer trimestre fue 3,4 %, es mucho más fácil entender el porqué del anuncio de 3,9 % acumulado del primer semestre de 2025.
Si no se presentan factores críticos en el último cuatrimestre del año, el PIB podría superar con holgura la estimación preliminar del FMI (1,7 %) y dejar atrás la actual previsión del BCE (2,8 %). Para mediados de septiembre, el Banco Central presentará su nueva proyección para 2025 y la primera estimación para 2026, insumos clave para quienes deben estructurar sus presupuestos empresariales del próximo año. Pareciera que mi previsión inicial de 3,75 % para 2025 podría requerir una leve revisión al alza.
Entre las variables adelantadas que el BCE monitorea para anticipar el ciclo económico, destaca el ciclo de importación de materias primas industriales. En el segundo trimestre, los datos brutos de importación crecieron 55 % respecto al mismo período de 2024. Esta cifra es comparable con el 61 % registrado en el tercer trimestre del año posterior a la pandemia. Este comportamiento sugiere un retorno a la calma tras el proceso electoral de abril y garantiza la provisión de insumos para reactivar la industria. Si la dinámica se sostiene, para el siguiente trimestre debería reflejarse en mayores ventas, crecimiento y empleo.
Como comentaba recientemente con un empresario del sector comercial, estamos ante un rebote que, si bien no supera el ritmo de crecimiento poblacional en el acumulado de los últimos dos años, al menos genera alivio financiero y comercial. Y eso, en tiempos de incertidumbre, es una buena noticia. El desafío será sostener este ritmo en 2026 y repetir -o incluso superar- el potencial actual de 4 % de crecimiento, para que la recuperación se traduzca en bienestar que sea percibido por el sector más vulnerable de la población.